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Cientos de miles de huérfanos

12/10/2021
 Actualizado a 12/10/2021
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El título no parece muy periodístico, pero es la cruda realidad. Huérfano no es solo aquel que ha perdido a sus padres por defunción, sino aquel que en cierta manera, aunque sus padres estén vivos, es como si no los tuviera, pues no se preocupan ni de su presente ni de su futuro. Alguien dirá que eso no es posible, pues los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Pero a veces no lo demuestran.

Me explico. Los padres, ante todo, deben ser educadores. Claro que ellos solos no pueden abordar toda la tarea educativa y por eso necesitan la ayuda inestimable de los colegios. Pero no por ello han de renunciar a su responsabilidad y a su libertad de escoger lo que crean mejor para sus hijos. Los hijos son de los padres y no del Estado. Por eso no tiene sentido que un gobierno pueda elaborar una ley de educación, con nocturnidad y alevosía, sin contar para nada ni con los padres ni con la comunidad educativa, para imponer su ideología. Parece que mucha gente es consciente de que la recién estrenada ley de educación, la LOMLOE, es un auténtico desastre, que lo único que va a conseguir es que los alumnos estén cada vez peor preparados, regalándoles el pasar de curso sin esfuerzo… De esta forma los chicos serán cada vez más fáciles de manipular y someter. Y solo los hijos delos ricos, los que pueden pagarse otro tipo de educación más seria, podrán triunfar en la vida. Ahora van a comprar el voto de los mayores de dieciocho con cuatrocientos euros y después los seguirán comprando por un plato de lentejas, porque nunca van a tener un trabajo decente.

La pregunta que nos hacemos es: ¿Dónde están los padres? Es muy fácil echar la culpa a ese personaje tan siniestro llamado Pedro Sánchez. Pero él al fin y al cabo hace lo que le da la gana, porque el silencio de los corderos (o borregos) no se lo impide. Más aun, habrá quien siga apoyándole con sus votos para que siga en el poder. Si tuviéramos un mínimo de lo que hay que tener, ya hace mucho tiempo que habríamos tomado,pacíficamente, las calles. Pero parece que da todo igual, no importa que vayan inoculando en los chicos el veneno de determinadas ideologías, que vayan manipulando sus mentes con sus mentiras, que les aparten de los grandes valores que han ido haciendo una sociedad más justa y más humana, que no les dejen buscar respuesta a las grandes preguntas por el sentido de la vida. Es una pena, porque a la hora de la verdad es como si estuvieran huérfanos.
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