02/01/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Un ‘cieneurista’ es lo que ha quedado de aquellos ‘mileuristas’ tras la crisis. Para definir la precariedad superlativa que está viviendo nuestro país, quizás sea necesario una nueva palabra y ésta podría ser cieneurista: una persona cuyos ingresos mensuales no superan unos pocos cientos de euros. No hace tanto que mil euros se consideraba un salario bajo con el que apenas se podía subsistir. Ahora, el mileurismo se considera una meta inalcanzable para la mayor parte de la población, ya que el cieneurismo se ha extendido rápidamente al conjunto de la sociedad: trabajadores, parados y jubilados.
La mitad de los trabajadores de nuestro país, ¡casi ocho millones!, son cieneuristas. El sueldo mínimo en España es irrisorio, la mitad del sueldo mínimo en países como Francia, Bélgica o Irlanda con los que siempre nos hemos querido comparar. La ‘devaluación salarial’ que estamos sufriendo en estos últimos años nos ha alejado cada vez más de nuestro vecinos europeos.

Pero, ¿se puede sobrevivir con estos exiguos salarios?. ¡Imposible! Si el mileurismo estaba asociado a la precariedad, el cienurismo nos lleva directamente a algo nuevo en España, la ‘pobreza laboral’. El informe sobre «Pobreza y trabajadores pobres en España», elaborado por la Fundación 1º de Mayo sitúa a los trabajadores españoles entre los más pobres de la Unión Europea, superados sólo por rumanos y griegos. Trabajo y pobreza, aunque resulte paradójico, empiezan a estar unidos. El trabajo en España para muchos ciudadanos ya no es una garantía frente a la pobreza. Poco a poco la pobreza se extiende entre los asalariados, el 12,3 % de los trabajadores españoles está por debajo del umbral de la pobreza. La pobreza laboral se suma a la pobreza generada por el desempleo y las bajas pensiones. Cieneurismo es sinónimo de exclusión social.

Pero, ¿la economía española se recuperará con estos nimios salarios? ¡Difícilmente!. La OCDE advierte que la rebaja de salarios en España está siendo perniciosa para la economía. Según este organismo, «las rebajas salariales están mostrando sus límites en la mejora de la competitividad e incluso son contraproducentes porque agravan el riesgo de pobreza y tienen un efecto depresivo sobre la demanda». Bajar los salarios conlleva que las empresas apuesten por productos de escaso valor añadido, en definitiva, que España se convierta en la China de Europa. La euforia con la que el Gobierno ha empezado el 2015, ha olvidado que sus políticas ‘anticrisis’ han convertido a España en la meca mundial del cieneurismo.
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