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Ciencia ficción en un colegio rural

13/11/2020
 Actualizado a 13/11/2020
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Primer día de la era Covid en un colegio rural de León. Llegada al cole (1): carteles de prohibido por todas las paredes, prohibido entrar a los padres, prohibido tocarse, prohibido jugar, prohibido abrazar, prohibido besar. Flechas de entrada y salida, cinco párrafos de instrucciones para todo (es más fácil entrar en el aeropuerto JFK de Nueva York que en un colegio rural de León con 20 alumnos): cómo ponerse la mascarilla, cómo quitársela, desechos solo en papeleras con tapa que se accionen con el pie, puertas abiertas para no tocar los manillares, limpieza tres veces al día...

Llegada al cole (2): todos en fila y cada uno dentro de su círculo de color marcado en el suelo con un metro de distancia, no te salgas de tu círculo o morirás covitizado. Maestras medicalizadas con batas blancas armadas con termómetros digitales de alta gama (un despilfarro para las Consejerías, 80 euros por barba) que no cargan o empiezan midiendo 37 y pico, comité de crisis de maestras porque no saben si el pico se considera fiebre o no, vuelta a medir y ahora 36.5, lavado de manos con gel pegajoso y por fin entrada en el aula.

Llegada al cole (3): aulas vacías. No hay juguetes, la pizarra digital abandonada en un lado del aula por dejadez del Ayuntamiento y la Consejería, el ordenador, obsoleto, no enciende y el lector no lee los CD, no hay carteles de bienvenida, solo dispensadores de gel por doquier, bayetas de limpieza, y protocolos anticovid en cada esquina.

Llegada al cole (4): entra la especialista en PT de refuerzo criticando que no se cumplen los protocolos de distancia. Pero es un colegio pequeño, las aulas no se pueden agrandar, esto no es ‘Alicia en el país de las maravillas’, aquí no hay espejo que atravesar que nos lleve a otra dimensión y a otra Nueva Realidad, aunque –piensa la maestra– yo creo que realmente ya estamos al otro lado del espejo. Además, todo este trajín se intercala con llamadas de la tutora dando indicaciones, los cetáceos, crisis de una niña por gastroenteritis, los vertebrados, entrada de la señora de la limpieza y salida a los siete minutos (y eso que era una limpieza y desinfección exhaustiva), qué es una célula, llamadas al Ayuntamiento, ¿cuándo me pondrán la pizarra digital?, protestas de los niños, ¡el recreo por fin! Ah, nooo, que no se puede jugar, cada uno en su círculo y sin quitarse la mascarilla. Se me olvidaba que todo formaba parte de una novela de ciencia ficción de Aldous Huxley.
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