Chocolate como en 1916

Chocolates Santocildes, la modélica empresa familiar ubicada en Castrocontrigo, prepara los actos para conmemorar un siglo de tradición

Fulgencio Fernández
11/09/2016
 Actualizado a 18/09/2019
Juan Antonio Fernández, uno de los actuales chocolateros de Santocildes, a los mandos de la máquina en pleno proceso de fabricación. | MAURICIO PEÑA
Juan Antonio Fernández, uno de los actuales chocolateros de Santocildes, a los mandos de la máquina en pleno proceso de fabricación. | MAURICIO PEÑA
Ahora mismo, mientras los vecinos de Castrocontrigo siguen en la tele el partido del Real Madrid y el Osasuna, un grupo de gente está preparando enfrente las mesas para un vino español y una chocolatada posterior para todos los vecinos de la localidad. La celebración lo merece, la empresa más emblemática del lugar, Chocolates Santocildes, celebra que cumple un siglo de existencia ininterrumpida, de fabricación artesanal del chocolate, de cuatro generaciones (ya cinco en la actualidad) de una misma familia al frente de este negocio que el próximo fin de semana hará otra celebración más abierta, con autoridades, con conferencias, con recuerdos, con memoria...

Una memoria que puede ser extensa como larga es la vida de Chocolates Santocildes y que arranca cuando un nombre fundamental en esta historia, David González Pombar, natural de San Justo de las Vega e hijo de chocolatero, decidió trasladarse en 1916 a Castrocontrigo porque tenía posibilidad de mover la maquinaria con la fuerza del agua, en una especie de molino. "Cuando llegó al pueblo y vio que el río atravesaba por medio de Castrocontrigo ya lo tuvo muy claro, se quedaba aquí, porque el agua era el motor de aquella maquinaria que usaba él", recuerda su nieto Juan Antonio, uno de los que mantiene la tradición chocolatera de Santocildes, un nombre que tomaron del personaje astorgano del mismo apellido.

Solamente se fabricaba en aquellos tiempos el chocolate tradicional de la taza. Continuando con la fabricación de chocolate su yerno Bernardino Fernandez y sus hijos (David , Fernando, Yolanda y Juan Francisco), de ahí que ahora recen muchas etiquetas ‘Herederos de Bernardino Fernández).

Ya son 5 las generaciones de la misma familia que ahora celebran los 100 años de la empresaPero vamos a aquel 1916 y a aquel paisano que hoy definiríamos con una palabra que él seguramente no conocía, emprendedor. Pero lo era. Por eso, además de la presa que atravesaba el pueblo y sus conocimientosde los secretos de la industria chocolatera se dio cuenta del aislamiento de estos pueblos, de las dificultades para viajar y llevar recados y encargos». Así fue como puso en marcha  una linea de autobuses a Truchas y a la Cabrera, tan cercana y tan alejada. El autobús de esta linea forma parte, de manera accidental, de la historia de estas tierras en la posguerra pues protagonizó de alguna manera uno de los pasajes más repetidos del famoso maquis Girón, un irreductible que se convirtió en una leyenda. Él fue quien secuestró el autobús de David González en un suceso que acabó con varios muertos entre los pasajeros. "El abuelo no paraba por nada, siempre andaba metido en negocios, y espero que algo se nos haya pegado", dice su nieto Juan, un admirador de la figura del creador de la empresa familiar.

Pero el eje del trabajo era la fábrica de chocolates. Desde este rincón de León se ‘pilotaba’ todo el proceso, con relaciones con países muy lejanos pues, recuerda, "el tipo de chocolate lo marca el grano, éste que nosotros estamos utilizando viene de Ghana, pero lo hay también de Guinea, de Costa de Marfil, de Venezuela, Brasil... depende". Todo el proceso posterior se hace "en nuestra fábrica igual que hace un siglo, se han mejorado las máquinas, se introducen mejoras que facilitan el trabajo, pero la esencia sigue siendo la misma, somos de las pocas fábricas artesanales que quedan". Ypara seguir, pues en ello están también los miembros jóvenes de la quinta generación que se van incorporando a Chocolates Santocildes.

Y para que nada falte, en un pequeño local municipal esta familia ha cedido toda la maquinaria necesaria para crear un Museo del Chocolate que perpetúe la vocación chocolatera de Castrocontrigo y Santocildes, desde 1916.
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