02/02/2020
 Actualizado a 02/02/2020
Guardar
Voy a darles un chivatazo: piensa mi álter ego inversor que, de aquí a unos meses, el valor de la compañía japonesa automovilística (y mil cosas más) Honda Motor Ltd. Co. va a subir como la espuma en la bolsa (se supone que japonesa).

Ese álter ego mío no consulta estadísticas de evolución del precio de la acción, ni indicadores macroeconómicos ni geopolíticos, para hacer semejantes predicciones. Se basa únicamente en la opinión que le merece el diseño del cochecín eléctrico de reciente lanzamiento de la marca. Lo vio el otro día en un suplemento de El Mundo y le pareció un acierto estético como hacía tiempo que no veía otro. Que valga más de 35.000 eurazos y su autonomía sea sensiblemente inferior a la de sus competidores naturales es lo de menos.

Con los 220 kilómetros que le capacita para hacer la batería totalmente cargada, podrían ustedesen un Honda E ir y volver al centro de León desde Villaquilambre diecisiete veces con el maletero vacío, desde Villadangos cinco veces peladas sin atasco en Michaisa y desde Villaobispo veinte veces siendo la última de mucho riesgo.

Me imagino a mi álter ego por el Ordoño II semipeatonalizado conduciendo y saludando a los lados, a la gente embobada por su presencia: «Hasta luego, hasta luego». Y sacando la mano por la ventanilla: «A ver cuando tomamos algo»; «Sí, un día te llevo a dar una vuelta»; «Te doy un toque un día de estos».

Lo que no sabe el chulito de mi álter ego es que por la noble avenida está prohibida la circulación de vehículos particulares de no residentes. Y que para castigar, más que prevenir, la invasión de la desierta calzada de Ordoño II el Ayuntamiento ya tiene contratado (si no instalado) un eficiente y bonito juego de cámaras para hacerle la foto a la matrícula de los infractores.

Una vez se entere de la jugada (no precisamente por haber visto la diminuta señal que prohibe el avance por aquella avenida, sino después de abonar religiosamente pero con descuento por pronto pago las dos multas o tres que seguro le endosarán) el hábil de mi álter ego seguirá embocando Ordoño II, pero no para seguir hasta Santo Domingo, sino para bajar al parking de las goteras y con las mismas salir a Alcázar de Toledo, suplicando le levanten la barrera que se ha metido por error. Y entonces aparcará delante del Massimo Dutti sin competencia.

Pueden considerar esto último, si quieren, un segundo chivatazo, quizá de mayor valor que el primero. Depende de su espíritu: más tendente a las altas finanzas o al fácil aparcamiento.
Lo más leído