Cherokee, Seminole, Osage, Choctaw...

13/10/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Hablar de minorías cuando son tan representativas como en Oklahoma es casi menospreciar su importancia en una historia que, aunque en la brevedad de casi dos siglos, ha alimentado la economía del estado petrolífero más importante del país en ratio km2/producción.

Porque muchas veces el término ha equivocado la realidad. Definir lo que conocemos como indio, en toda su extensión, no sostiene la necesidad de aclarar lo que representan en Oklahoma –gente de piel roja en su acepción– como parte fundamental del desarrollo del estado. «Realmente somos los verdaderos nativos del país. Toda la gente posterior ha sido inmigrante que ha llegado durante generaciones», señala Olivia Standingbear, nativa del pueblo Osage, en el norte del estado, y que conoce León tras haber permanecido como lectora un curso en el Instituto Lancia. Su nación –o tribu como sería llamada por nosotros– procede de Mississippi, cuando fueron trasladados en el conocido ‘Sendero de las Lágrimas’ por el presidente Jackson hace más de siglo y medio. «Nuestras raíces están en Florida», puntualiza Evelyn Provence, de la nación Seminole. Los Cherokees, de la zona de los Apalaches, y los Choctaw, de una zona entre Alabama y Mississippi, son algunas de las otras tribus que fueron desplazadas a este estado muriendo muchos de sus miembros en el trayecto, de ahí el nombre de aquella emigración forzosa que aún recuerdan algunos entre lamentos.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, resulta curioso conversar con algunos de ellos sobre la cita por lo que simbolizan. «La mayoría, por lo que conozco no sólo de los míos, somos progresistas», indica Standingbear, «con más tendencia a apoyar a Clinton, pero no es una generalización porque también conozco a nativos que apuestan por Trump, aunque son pocos casos». Uno de los pocos casos, precisamente, es el de Provence que no duda en asociar, como el líder republicano, la inmigración con «la falta de seguridad, con los delitos que se suceden», dice. Se justifica en lo que ha vivido en los últimos años «han venido muchos ilegales, gente sin papeles, y muchos, no tienen trabajo. Y esa gente tiene que vivir de algo. No son profesionales cualificados, que son los que podemos necesitar» expone mientras sentencia que «yo apoyo a Trump, a lo que dice, porque me siento muy identificada». Toby Smith, de la nación Choctaw, no es de la misma opinión: «Tenemos que construir un país más fuerte cada vez, y para eso necesitamos a gente de fuera que venga a aportar trabajando». Su experiencia hace que su exposición gane valor en un momento en el que Trump sueña con hacer un gran muro que separe el país de Centroamérica, en la frontera de México. «He viajado mucho y creo que la mezcla de culturas nos hace mejores. Podemos construir juntos una historia mucho mejor, por eso creo que Hillary es mucho más inclusiva», concluye. Tampoco los de la nación Cherokee disienten de la opinión de Smith: «Creo que debemos aceptar, no excluir. Trump se equivoca en lo que dice porque sabe que hay gente que ve en el extranjero, en el inmigrante, una amenaza», apostilla Mike, nombre figurado de un nativo de esa tribu que no quiere identificarse. Aunque el juicio final de Standingbear no acepta réplicas: «¿Cómo vamos a cerrar la puerta a mexicanos, por ejemplo? Ellos son tan nativos americanos como nosotros, pero diferenciados geográficamente. Los demás americanos son entonces inmigrantes porque ellos tienen raíces europeas de varias generaciones».

@angarcialvarez
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