"Chema es una especie de Frank de la Jungla del Curueño"

Álvaro Pérez, pescador y estudioso de la pesca, expuso en el museo Etnográfico de Mansilla la preocupante situación de la pesca "a la leonesa", con pluma de gallo del Curueño, y destacó el trabajo de personajes como Chema, criador de gallos de pluma, a quien definió como un Frank de la Jungla del Curueño

Fulgencio Fernández
31/08/2020
 Actualizado a 31/08/2020
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La pieza del mes de agosto en el Museo Etnográfico provincial tuvo el pasado sábado una singular protagonista: ‘La pesca a la leonesa con pluma de gallo del Curueño’, de la que el propio título añadía: ‘Técnica ancestral en extinción’.

El encargado de impartir la ponencia y donante de ‘la pieza’ fue Álvaro Pérez Aller, un joven licenciado en Ciencias de la Actividad Física y Deporte, pescador e investigador del mundo de la pesca, quien mantuvo lo apuntado en el epígrafe de la charla: «Corre serio peligro de extinción,quedanmuy pocos criadores, se les hace muy poco caso. Una tendencia que se viene agravando «en la última década, en la que debido a los cambios socioculturales, económicos y de gestión cinegética las licencias de pesca otorgadas en estas cuencas han bajado a mínimos históricos».

Y si no hay pescadores... mal se le va a dar salida a las moscas y demás artes de pesca; de ahí que se centrara Pérez Aller en la labor que viene realizando gente como los pocos criadores de gallos que se mantienen activos en la comarca donde se dan esta rareza que son los gallos de pluma del Curueño, fundamentalmente La Cándana, Campohermoso, La Vecilla, Sopeña, Aviados... «Estos pueblos se han ido adaptando a lo largo de los tiempos, han ido trasmitiendo los saberes que acumulan de generación en generación y han mantenido esta raza tan especial, que no se saben bien porqué se da aquí y no en otros lugares; aunque se habla de la alimentación, de la presencia de algunos minerales en el subsuelo y otras hipótesis, pero sin una certeza absoluta de ninguna de ellas».

Y en medio de este panorama Álvaro Pérez quiso destacar algunas figuras, como la encargada del museo del gallo en La Vecilla, Mari Carmen, o, sobre todo, uno de los últimos criadores, José María González, para todos Chema. «Es un tipo increíble, yo le defino como una especie de Frank de la Jungla del Curueño. Es criador, excelente pescador que lleva toda la vida en el río, desde niño; en su trabajo también está en plena naturaleza en la finca de Valsemana, además de los gallos tiene mastines, todo tipo de aperos... y es un gran criador».

Esta definición que hace Álvaro Pérez la corrobora el propio Chema. «Mi recuerdo de niñez siempre va ligado al río, desde muy pequeño ya me llevaba mi padre a pescar con él. Pescaba con una caña de bambú y ponía muchas moscas. Con 6 o 7 años ya empecé a pescar, mi padre me mandaba con las vacas y yo me escapaba al río a pescar. Recuerdo que en aquel tiempo había muchísimas truchas. Comencé a hacer mis moscas a los 12 años, con Juan Esteban, mi maestro y el mejor pescador a mosca ahogada que he conocido». Y recuerda a otros históricos pescadores de la comarca: «Fernando de la Vecilla, Félix y Severino de La Cándana, Dorino de Sopeña. Todos influyeron en mí y todos eran muy buenos montadores».

En ello incide Álvaro Pérez, en que criadores como Chema son depositarios de la sabiduría y la experiencia de generaciones. «Cuando observa la gallina o el gallo ya ve el color de la pluma, ya lo sabe, pero toda esta experiencia acumulada corre el peligro de irse con él;cada criador ha logrado linajes genéticos propios con estos gallos que se perderán para siempre». Y añade, «porque Chema, como todo el mundo que trabaja en algo, busca un rendimiento económico pero no enfoca su actividad como mero negocio»; por eso cree este estudioso del mundo de la pesca y los gallos de pluma que «es fundamental que se acuerden de ellos, que haya ayudas para evitar que desaparezca un legado tan singular como éste, una seña de identidad de una comarca con siglos de tradición... no puedo entender que no se aprecien estos valores».

Y recuerda que tener estos gallos y gallinas supone «olvidarse de tener días libres, estar muy atento a las enfermedades, investigar, que no es todo mirar para las 80 ó 100 plumas... pues cuando se pierde una linea genética se acabó», dice Pérez Aller, quien pone un ejemplo. «Chema tiene un par de gallos y una gallina ‘negros’ que en el Instituto de Biología Genética de Madrid ha certificadoque son únicos, que no es solamente las 80 ó 100 plumas que obtienen por gallo, hay que pensar más en que si desaparecen pues se acabó».

Pérez Aller lo tiene claro, lo que hay que hacer, ayudar;y lo que hay que evitar, que desaparezcan tipos como Chema y el legado que atesoran.
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