Chaguaceda y cía

El sábado pasado se cumplían exactamente 125 años desde que, el 15 de septiembre de 1893, abriera sus puertas en el corazón de la capital leonesa la Casa Botines, el edificio diseñado por el célebre arquitecto catalán Antoni Gaudí. Y, aprovechando la efeméride, en la tarde-noche del viernes tenía lugar la inauguración en su planta sótano de ‘El Modernista champagnerie’, en la que Merce y yo tuvimos ocasión de estar presentes –gracias, Chema–; un lugar distinto que nos dejó muy buen sabor de boca… Me da la impresión de que me dejaré ver por allí con cierta frecuencia…

Y, ya puestos a celebrar el aniversario, el mismo sábado asistimos a la visita teatralizada de Botines que, bajo la denominación ‘Tras los pasos de Gaudí’, lleva a cabo la compañía leonesa Teatro Diadres. Y salimos encantados: es una forma amena y divertida de conocer la historia –y las historias, que no son pocas– del emblemático edificio leonés. Tiene lugar todos los sábados a las doce y cuarto de la mañana; toma nota, que merece la pena.

Rufino Chaguaceda, el administrador de la finca –tal y como él mismo se nos presentó, y que le sonará mejor que «portero», digo yo–, doña Leonarda y su esposo, Mariano Andrés –copropietario, junto a Simón Fernández, del edificio– o el mismísimo Antoni Gaudí, entre otros, fueron los encargados de enseñarnos el inmueble; y con todo lujo de detalles.

Y es que, tras asegurarse de que no veníamos en representación del Ayuntamiento –por eso de los intereses encontrados, ya sabes– hicieron todo lo posible por ‘sacarnos los cuartos’: que nos acercáramos a la casa de banca, que no nos olvidáramos de hacer el pedido de los tejidos que quisiéramos, que compráramos una vivienda… Es más, créeme que a punto estuvieron de extraerme una muela en la consulta del dentista don Revenido; aunque, al final, lo que me terminaron sacando fueron los colores… Entre tú y yo: o mucho me equivoco, o doña Catalina, su enfermera, me estaba tirando los tejos; irresistible que es uno, ya sabes…