Cerrado por invierno

23/02/2018
 Actualizado a 18/09/2019
23-02-2018-a-la-contra.jpg
23-02-2018-a-la-contra.jpg
Hay muchos indicios que te conducen a la realidad de la despoblación, al margen de no ver a nadie por las calles de un pueblo.

Dicen que lo mejor es mirar a ver cuántas chimeneas enseñan el humo de sus fuegos sobre el horizonte. Las casas de pueblo siguen prendiendola cocina, haciendo sobre la chapa el cocido, calentando la casa con leña o carbón pues –aunque los cuatro presidentes que se reunieron en León no lo sepan– la gran mayoría de las jubilaciones del campo y la agricultura no dan para pagar los precios que ellos permiten al gas-oil. Llama a la puerta de la casa del humo, habrá conversación.

Hay un cuento que enseña un truco para saber que no hay niños en la escuela del pueblo, o que no hay escuela: "Verás que todas las lagartijas tienen rabo".

Hay otro signo externo que agrede a la vista, que casi arranca las lágrimas, y es que el cartel más repetido, fosforescente y colorista, es el que anuncia 'Se vende'. Y añade en letra más pequeña: 'O se alquila'. Y te dan ganas de seguir la cadena: 'O lo que sea'.

Y un clásico de ‘casa cerrada’ es el de la foto de Mauri, el de aquellos vecinos quese resisten a dejar que el tiempo y la soledad, las heladas y el sol, coman y cuarteen la noble madera de aquellas puertas de las que tan orgullosos estuvieron siempre.

Son, en definitiva, anuncios sin letra: 'Cerrado por invierno'.
Lo más leído