Cerrado a profetas y discursos

10/04/2018
 Actualizado a 17/09/2019
10-04-2018-a-la-contra.jpg
10-04-2018-a-la-contra.jpg
La imagen es la evidencia de que ya no hay marcha atrás. Nos venderán más discursos, vendrán nuevos profetas con la solución debajo del brazo, pero...

Pero el paisano, que ya no está para discursos ni profetas, no tuvo ningún inconveniente en consentir que delante de la puerta que fue de la casa, delante del lugar que tantas veces abrió y atravesó, colocaran un banco que, a su vez, cegaba toda salida a la esperanza pues significaba que no se volverá a abrir.

Incluso no pasó nada cuando algún ocioso con spray le plantó unos garabatos en la pared. Qué más da.

Hasta el banco que tomó por asalto la salida y la convirtió en olvido se hizo viejo de manera prematura. Se oxidaron sus hierros, se cuarteó el cemento, enseña su óxido la ferralla que sirve de esqueleto y que tampoco augura un futuro de esplendor.

Y es que la casa se cerró, pero tampoco quedan muchos abuelos que limpien el paso del tiempo cuando se sientan a tomar el sol a la sombra de la puerta ¿o es que tampoco nos queda sol? Tampoco quedan muchos adolescentes que limpien el olvido pelando la pava a la salida del instituto ¿o es que tampoco quedan demasiados adolescentes?

¿Y una mano amiga que tape el desconchón?

Como para venirles ahora con discursos y profetas.
Lo más leído