Cerca de dos horas de intervención con anestesia general y 24 horas en el hospital

El equipo que hace este tipo de operaciones en San Juan de Dios está compuesto por al menos seis personas: los dos cirujanos, dos enfermeras, instrumentista y anestesista

Sergio Jorge
13/03/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Las mamoplastias no son intervenciones menores, puesto que se requiere una anestesia general para una operación de entre hora y media y dos horas. Por eso, las pacientes son estudiadas previamente de forma exhaustiva y tras la cirugía son hospitalizadas al menos 24 horas, para luego ser revisadas en varias ocasiones por los especialistas encargados de la colocación de los implantes.

Rubén Álvarez, uno de los dos cirujanos plásticos del Hospital San Juan de Dios, señala que en primer lugar se recibe a la paciente y se intentan conocer "sus motivaciones", a la vez que se empieza a comprobar que está en perfecto estado de salud para que pueda ser intervenida sin complicaciones. En una segunda visita al cirujano, si está completamente convencida de la operación, la paciente y el médico empiezan a hablar de los tamaños y del lugar donde se va a hacer la incisión. También a partir de entonces se inicia el preoperatorio, que como toda intervención quirúrgica, incluye "analíticas, electrocardiogramas, radiografías de tórax y la visita del internista o del anestesista", detalla Álvarez.

El equipo que hace este tipo de operaciones está compuesto por al menos seis personas: los dos cirujanos, dos enfermeras, otra más instrumentista y el anestesista, que es el que primero actúa sobre la paciente para que pueda dormirse con plenas garantías.

El objetivo es hacer un ‘bolsillo’ para colocar los implantes, así que la primera actuación consiste en abrir poco a poco el espacio suficiente en el cerco submamarioCon la joven ya en camilla y en perfectas condiciones para iniciarse la operación, comienza el trabajo del resto del equipo. El objetivo es hacer un ‘bolsillo’ para colocar los implantes, así que la primera actuación consiste en abrir poco a poco el espacio suficiente en el cerco submamario derecho, es decir, bajo el seno. Aquí la labor de los dos médicos es extremadamente delicada, ya que primero se hace un pequeño corte y después van cauterizando los tejidos para que se pueda crear ese espacio.

Una vez que el ‘bolsillo’ entre tejidos es suficiente, Álvarez hace la primera prueba. Coloca un implante que está preparado para que sirva de experimento y después igual en el izquierdo, aunque los sustituyen por gasas empapadas en betadine hasta que introducen los implantes definitivos.Con las dos prótesis ya situadas en su destino final, comienza el cierre de la escisión abierta al comienzo, primero cosiendo los tejidos internos y luego la pequeña abertura hecha en la parte inferior del seno, que apenas se notará cuando la paciente vuelva a hacer vida normal.
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