27/10/2020
 Actualizado a 27/10/2020
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Cuando un gobierno no lo hace bien se puede cambiar mediante una moción de censura, pero puede darse el caso de que se hagan extrañas alianzas simplemente para alcanzar el poder mediante una moción, independientemente de que haya o no razones justas para ello. Incluso cabe hacer una moción de censura aun a sabiendas de que se va a perder. De todo ello tenemos ejemplos. Felipe González lo hizo en su día contra Suárez. No ganó, pero le ayudó a promocionarse. Hernández Mancha perdió contra González y hubo de dimitir. Pablo Iglesias fue contra Rajoy. No ganó, debido a la abstención del PSOE de entonces, que no quería entregar el poder a la extrema izquierda. Más tarde, siendo ya Sánchez jefe del PSOE, con la ayuda de Iglesias y otros enemigos de España, consiguió desbancar a Rajoy. La última moción, presentada por Vox, no tenía la más remota posibilidad de alejar de la Moncloa al actual Gobierno.

Resulta irónico que desde la extrema izquierda se insista tanto en tildar despectivamente a Vox de extrema derecha. Vox, al igual que Podemos, han nacido gracias al voto de gente indignada, con la diferencia de que la extrema izquierda es simpatizante de los enemigos de España y los de Abascal surgen precisamente porque otros quieren acabar con ella. Por eso no es justo ponerlos al mismo nivel. Se diría que Vox nace por los eternos complejos de la derecha, siendo su principal cantera de votantes la de los desencantados del Partido Popular por su excesiva ‘prudencia’. Y en honor a la verdad hay que decir que los de la mal llamada ultraderecha tienen muchísima razón en gran parte de las cosas que dicen, aunque en otras se extralimiten bastante. Pero no podemos negar la buena voluntad de su electorado. Lo que ocurre es que, junto con Ciudadanos, han contribuido a dividir al electorado. Si lo que pretenden es sacar del gobierno a los que ahora están, lo único que consiguen es todo lo contrario: que Sánchez se eternice en la Moncloa con sus particulares alianzas Frankenstein.

Se entiende que Casado creyera oportuno votar NO en la moción de censura, porque, mientras la izquierda está unida y puede seguir gobernado, la derecha así dividida nunca gobernará. Pero, aunque en el fondo pueda tener razón, nos parece que ha sido demasiado duro, casi cruel, en la forma. Pensamos que podía haber votado NO sin necesidad de llegar a tanta descalificación, reconociendo a Vox sus aciertos, que los tiene, y haciéndole ver sus lagunas e inconvenientes con otro tono más amable.
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