Caudales bajos, tormentas y vilanos, tres circunstancias con las que luchar

La pesca puede complicarse también por causas naturales, que hacen que sin técnicas ni conocimiento no se consiga ser exitoso / Ha sido una semana de capturas escasas

Rodrigo Prado Núñez
08/06/2021
 Actualizado a 08/06/2021
Los vilanos de los chopos dificultan la pesca en superficie. | R.P.N.
Los vilanos de los chopos dificultan la pesca en superficie. | R.P.N.
La pesca de la trucha no siempre es como la esperamos, las salidas al río se pueden truncar por muchos motivos y no queda otra que aceptarlos. La pesca se ha complicado, esta pasada semana, por causas naturales. Estos días estamos comprobando como la pesca de la trucha se frena y se consiguen pocas capturas. Son tres los elementos que influyen negativamente; por un lado, los caudales a la baja, por otro las tormentas y también la dispersión de las semillas de los chopos transportados por el viento. Y aunque los pescadores estamos acostumbrados, año tras año a sufrirlos, casi siempre nos sorprenden cuando nos hacemos al río. Son circunstancias naturales que el pescador tiene que comprender, aceptar y saber afrontar. Es por esto que la pesca de la trucha es la más buscada por los pescadores deportivos, nada es fácil, sin conocimientos y técnicas no se consigue ser exitoso en esta pesca tan apasionante.

Los ríos naturales de nuestra provincia presentan caudales a la baja para la época en que nos encontramos. La escasez de lluvias, las altas temperaturas y el uso de las aguas para el regadío, influyen negativamente sobre los caudales. Por lo contrario, los regulados por embalses como el Esla, Órbigo, Cea o Porma, muestran sus caudales abundantes y su caudal va a depender de la regulación mecánica.

Esla, Órbigo, Cea y Porma muestran sus caudales abundantes, al contrario que los ríos naturales de León Cuando los ríos bajan cortos de agua la pesca se hace más dificultosa, pero si extremamos las precauciones se puede pescar con muchas posibilidades de éxito. Junio es un mes muy esperado por los pescadores, el tiempo es caluroso, los días largos, las eclosiones abundantes y las truchas se activan con prodigalidad para satisfacción de los pescadores de mosca, bien sea a la leonesa o a mosca seca. Pero esta semana los pescadores nos hemos encontrado con que las truchas presentaban muy poca actividad y las capturas resultaron escasas. En especial en las zonas medias y bajas de lo ríos de montaña.

Esos envoltorios blanquecinos y voladores que transportan la semilla de los chopos valiéndose del viento son los famosos vilanos, penacho de pelos y escamas, procedente del cáliz, que corona el fruto y las semillas de muchas plantas compuestas. A los pecadores nos gustan los chopos porque son compañeros firmes y silenciosos, nos dan sombra y refugio formando parte importante de la vegetación de ribera de todos nuestros ríos. Pero esta semana, en un proceso natural de reproducción, nos obsequiado con su regalo más molesto, nos han envuelto con esas pelusas blanquecinas que esparcen por todas partes con la ayuda del viento. Pescar en superficie estos días es desesperante, aparte de no ver la deriva de la mosca se pega ese “pelujo” en el aparejo y cada poco hay que entretenerse en limpiarlo, también hay que evitarlos para que no se te metan en los ojos y en la boca. Su cometido es diseminar la semilla por el aire a grandes distancias y a este peculiar sistema de transporte aéreo se le conoce como anemócora. Esta práctica nada tiene que ver con el polen. Los chopos hembra, en esta época del año, desprenden tantos vilanos que a veces de la impresión de que estuviera nevando, pero lo más molesto es que estos vilanos se quedan flotando por el río a merced de la corriente. Así, con esta desagradable invasión, la pesca en superficie se hace muy dificultosa y son muchos los pescadores que esos días optan por pescar a otras modalidades. El vilano del chopo es un material altamente inflamable que, en presencia de un foco de calor, puede originar un incendio forestal y destruir el bosque de ribera. Evitar barbacoas y no tirar colillas a la ribera. El pescador de caña, requiere paciencia y maña.

Los vilanos son los envoltorios blanquecinos y voladores que transportan la semilla de los chopos Las tormentas, durante esta semana y en algunas zonas de León, vinieron acompañadas de relámpagos y fuertes lluvias. Lo que provocó, en algunos casos, la salida inmediata de las zonas de pesca.

La lluvia fuerte y el aparato eléctrico que proporcionan las tormentas hacen que los peces se encueven y su pesca sea muy complicada, también en estas circunstancias la presión atmosférica es baja y todos los peces, en especial la trucha, presentan nula actividad. El rayo es la parte más peligrosa de este mal tiempo. El ser sorprendido por una tormenta eléctrica en plena acción de pesca puede ser una experiencia aterradora. La caña, el agua y los árboles son buenos conductores y atraen a los rayos. Debemos alejarnos del agua y buscar un lugar más conveniente, el coche es un sitio seguro en estos casos mientras no se toquen los laterales y se mantengan las ventanillas cerradas, la caña la debemos de enfundar. Si percibes que el rayo te puede alcanzar, lo notarás porque el pelo se te eriza y sientes un cosquilleo intenso en la piel, tírate al suelo de rodillas y dobla el cuerpo hacía delante, apoya las palmas de las manos en el suelo, junta los pies y aguanta la respiración. Tormenta por la mañana, no quita pan ni jornada de pesca.
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