18/10/2019
 Actualizado a 18/10/2019
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Me considero 100% leonés a pesar de haber nacido en Ávila y conservar familia aún por allí. En mi etapa como concejal de 2011 a 2015, mi origen me generó alguna crítica con bastante mala baba por parte de algunos ‘abertzurros’ (mitad abertzales, mitad cazurros) que decían con sarcasmo que yo era el «concejal de cultura leonesa de Ávila». En cualquier caso, conozco bien el carácter leonés porque yo ya soy un leonés más.

No voy a entrar aquí a hablar de nuestro cainismo, carácter frío y demás defectos, porque creo que somos todos muy conscientes de ellos y no es cuestión de hablar siempre de lo malo que tenemos, algo muy leonés precisamente.

Si algo bueno tenemos los leoneses, es nuestro tesón (cabezonería para algunos), nuestro temperamento y nuestra nobleza. Llamamos al pan, pan y al vino, vino. Cuando alguien nos agrada, le admitimos en nuestro grupo y cuando alguien nos vacila, no tenemos mucho problema en mandarle a freír morcilla.

Todo esto viene a cuento del anuncio la semana pasada del Alcalde de León que, tras un par de días de viaje a Doha, la capital de Catar (a unos 5.500 kilómetros de la Sobarriba), dijo que en ese fructífero par de días había arrancado del gobierno catarí el compromiso al 100% de importantes inversiones para León y conseguido cerrar una misión comercial de empresarios leoneses en Catar. ¡Bravo!

Yo tengo mucho respeto y cariño por José Antonio Diez (y él lo sabe) y le considero una persona seria, con nuestras lógicas diferencias ideológicas. Por eso me sorprendió que se tirase a la piscina de una manera tan evidente, más cuando por mi experiencia política y empresarial, me consta que todo gran proyecto se guarda con mucha discreción hasta el mismo momento de la firma e incluso hasta cierto tiempo después.

No sé por qué (o sí), según leí las declaraciones del alcalde, me vinieron a la mente históricos ‘piscinazos’ leoneses como el fiasco de la Biomédica, la fallida escuela de pilotos del Eurofighter o la sede del Centro Nacional de Artes Escénicas y Músicas Históricas en el teatro Emperador.

Espero de corazón que al final veamos materializada esa inversión en nuestro necesitado León y que la delegación empresarial que viajará en febrero a Doha consiga mejores acuerdos que los alcanzados en pasados viajes a Seattle o Méjico. Sin duda alguna, si no se intentan las cosas, difícilmente se consigue nada, pero pido prudencia y sentido común.

El carácter noble leonés no se merece nuevas desilusiones que agudicen nuestras decepciones, sería además de una irresponsabilidad algo nuevamente muy cruel y quien juegue con eso corre el riesgo de ser mandado a freír morcillas.
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