Catalíticas y sabañones

15/12/2015
 Actualizado a 30/08/2019
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Ya somos demasiados los que hemos olvidado que existe una posibilidad para los inviernos de frío y nieve que es tener la calefacción encendida, los radiadores calientes, la ropa secándose en ellos...

No se nos ha olvidado la calefacción, se nos hace imposible pagar el gasoil.

Y han vuelto las viejas estufas, las de leña y aquellas otras que fueron tan modernas como exótico su nombre, las catalíticas;las chimeneas del tejado echan de nuevo humo pues las cocinas se ‘prenden’ cada amanecer, las otras chimeneas ya son más necesidad que adorno y recuerdos entrañables.

Y han vuelto a los escaparates de las tiendas artilugios de todo tipo, pequeños inventos para derrotar al frío, soluciones pobres para noches largas, calores asequibles, engaños para los sabañones, alimentos para los recuerdos de sábanas frías en las que dibujabas la silueta del cuerpo encogido y no la borrabas en toda la noche.

Son los artilugios herederos de aquellos braseros en torno a los cuales buscaban lugar todas las zapatillas de quienes jugaban la brisca o el cinquillo. Son los artilugios herederos de aquellas piedras que se calentaban en el horno y cada cual envolvía para colocarla en sus pies entre las sábanas. Son los artilugios herederos de las bolsas de agua caliente que cuando se enfriaban ya habían cumplido su misión...

Hasta para el calor humano se vende un sucedáneo, aunque no alcanzo a imaginar qué hará entre las sábanas frías el maridito de la fotografía.
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