Casi 700 ucranianos residen en León tras un año de guerra

Alrededor de 200 personas han marchado en la capital leonesa para pedir el fin de la guerra y reivindicar la soberanía del pueblo ucraniano

Clara Nuño
24/02/2023
 Actualizado a 24/02/2023
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Las manifestaciones suelen ser bulliciosas; gente que charla a voces, se ríe y recita consignas provocativas. Es lo normal. Pero este viernes, en León, aquello fue diferente; solemne y triste.

En el primer aniversario de la invasión rusa a Ucrania, una multitud ha marchado a las seis de la tarde desde la Plaza de Guzmán el bueno hasta la Casa Botines, pasando por Ordoño II y la plaza de Santo Domingo. Reinaba el silencio y el gesto adusto, mientras a la cabecera –coronada por la presencia de autoridades como el alcalde de León, José Antonio Diez o la delegada de la Junta en Castilla y León, Ester Muñoz– un hombre cargaba con un altavoz grande, portátil, de los que se usan en raves y fiestas caseras. La diferencia es que su melodía era la del sonido de las sirenas antiaéreas, convertido ya en un ruido común a las orillas del Mar Azov.

Ondeando banderas y con lazos azules y amarillos prendidos del pelo o la solapa del abrigo, los aproximadamente 200 manifestantes se reunieron por fin, con las narices escarlatas de frío, a los pies del edificio Botines, donde entonaron a capella el himno ucraniano y, los representantes de la Asociación Amigos Leoneses Ucranianos Damnificados (AALUD), tras un minuto de silencio por sus muertos, procedieron a la lectura del manifiesto.

«Durante este año, la Oficina del Fiscal General de Ucrania ha registrado cerca de 70.000 crímenes de guerra y agresión. Entre niños y niñas, la guerra ha provocado 461 muertes, 923 heridos, 344 desaparecidos, 16.207 deportados, y todavía es imposible establecer los números exactos», criticó la representante del grupo con la voz quebrada.
Así, también condenaron la violencia sexual como arma de guerra, habitual amiga de todo conflicto bélico: «¿Sabíais que según la ONU, las edades de las víctimas de estas agresiones sexuales de ejercito ruso están entre los 4 y 82 años?», preguntó la portavoz a los allí reunidos para subrayar que se trata de «una guerra contra los civiles». «¡El 90% de los objetivos destruidos han sido poblaciones y edificios civiles!», exclamó.

Por otro lado, entre los asistentes, eslavos en su mayoría, se encontraba una singular pareja, dos amigas unidas por las circunstancias y con una curiosa diferencia de edad, 11 y 32 años respectivamente.

Natalia, la mayor, con el pelo rubio recogido en un moño en el cogote adornado de cintas y flores con los colores de su bandera explicó, en declaraciones a La Nueva Crónica, que apenas lleva seis meses en León, cuenta que se fue de su ciudad natal, Irpín, porque necesitaba un tratamiento de oncología y en los hospitales se estaban quedando sin todo tipo de suministros. «Vine con mi madre, no nos podíamos quedar allí si queríamos que yo siguiera con vida», explicó serena, porque las enfermedades comunes no se detienen, ni siquiera ante una guerra. Allí se quedó su padre, atrapado como muchos hombres, y buena parte de su familia y amigos. «Es algo muy difícil de aceptar, saber que están todavía allí», continúo con voz queda.

A su vera, la niña María responde en un español casi fluido para llevar apenas 8 meses en España, quien también llegó a León acompañada de su madre.
«Tengo una hermana, un hermano, abuelo y abuela, y también amigos allí», titubea la pequeña, procedente de Vínnitsa, que afirmó sentirse «muy bien» con la acogida leonesa, aunque no podía sacarse la pena del cuerpo. Ninguno de los presentes pudo.

Acogida Leonesa

En cuanto a los datos de la provincia de León, la cifra de ucranianos que en el último año han solicitado el permiso temporal de residencia en la autonomía es de 650, según fuentes de la Subdelegación del Gobierno. Sin embargo, apuntan que los datos que facilitan la Junta y los ayuntamientos elevarían la cifra hasta 683, algo que se debería a la movilidad de personas o familias que solicitaron el permiso temporal de residencia en otras provincias y que posteriormente se desplazaron a León debido fundamentalmente a la presencia de familiares o amigos. En todo caso, las citadas fuentes explican que es la cifra total de personas atendidas en un año, pero que ahora mismo también habrá muchas que se hayan ido a otras provincias o que incluso hayan optado por volver a su país, pese a que la guerra continúa.
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