Carta a Santiago Morán Garrido

Querido Santiago:Te escribo sin saber a dónde enviar mi carta.Cuando uno no conoce la dirección del destinatario, creo que es mejor dejar libres las palabras y dibujarlas sobre el papel con la firme creencia que las emociones y energía que contienen cada una de ellas sea suficiente para traspasar cualquier barrera y llegar hasta tu alma.
Después de tantos años de saber de ti, de haberte conocido, de admirarte y aprender mucho contigo, tu imagen permanece nítida en mi mente, sin un atisbo de deterioro. Tu amplia sonrisa, tu porte elegante y tu deseo irrefrenable de querer aprender.

Con frecuencia, solíamos acudir a tu taller de zapatería, para que nos orientaras y nos ilustraras sobre algún recorrido por tus queridas montañas de los Picos de Europa. Era asombroso comprobar cómo habías recuperado del olvido y le habías devuelto para siempre la identidad a senderos, sedos y armaduras, que habías atesorado con toda meticulosidad después de tus infatigables jornadas de montaña en compañía de los guardas y pastores que mejor conocían cada rincón de estos espléndidos y misteriosos macizos.

Salíamos de tu rincón de sabiduría pletóricos, con un «chute» de energía, dispuestos a acometer cualquier reto.

Nunca podremos agradeceros lo suficiente a ti y a tu compañero Ramón el legado cultural de la toponimia de las montañas leonesas, que estaba destinada a desaparecer en el olvido.

Has impregnado de tu sabiduría y entusiasmo a cuantos se han acercado a ti. Has alimentado sus sueños, y han podido gozar de tu cálida compañía.

A pocas personas he visto disfrutar tanto del soplo de aire fresco que nos regalan las nubes, y renovarte con las aguas vivificantes que nos obsequian las fuentes cristalinas.
Te has dejado hipnotizar por las melodías incesantes del viento, y como nadie has sabido escuchar el silencio.

Amigo de tus amigos, amante de tu familia, donante de vida.

Querido amigo, los que hemos tenido la suerte de compartir tantas vivencias contigo queremos seguir encontrándote en tus rincones favoritos: al abrigo de las laderas, en tu querido pueblo de Caín, en aquella cima solitaria, perdiéndote en la espesura de los bosques y en el frescor de las praderas.

Santiago, sin tú saberlo, te hemos hecho inmortal porque tienes un lugar de honor en nuestros pensamientos y en nuestro corazón.

Disfruta de tu paz, querido amigo.

Ana Isabel Martínez de Paz es montañera y la mujer que más veces ha ascendido al Naranjo de Bulnes (Urriello)