Carral, la sidra de León

Herminio Carral produce en Santa María del Monte del Condado, su pueblo, la Sidra Carral, leonesa, fabricada con las mejores de sus manzanas, que él cuida, más bien mima desde 1968

Fulgencio Fernández
11/10/2020
 Actualizado a 11/10/2020
Herminio Carral Castro en su hábitat natural, rodeado de manzanas y manzanos, y con el fruto de ellos, la sidra leonesa Carral. | REPORTAJE GRÁFICO MAURICIO PEÑA
Herminio Carral Castro en su hábitat natural, rodeado de manzanas y manzanos, y con el fruto de ellos, la sidra leonesa Carral. | REPORTAJE GRÁFICO MAURICIO PEÑA
Herminio nació en 1948y corrió de niño por las calles de su pueblo, Santa María del Monte del Condado. Fue a la escuela, «hasta los doce años, como todos» e iba ayudando en casa. Pero hay una fecha que marca el futuro de su vida, cuando cumplió los 18 años y un vecino le dijo que porqué no pensaba en estudiar, en labrarse un futuro.

- No sabía cómo decirlo en casa, busqué el momento oportuno y lo comenté. Mi padre me miró y me dijo: Vete a estudiar hijo, tú madre y yo nos arreglamos.

Herminio Carral ya sabía qué estudiar, quería ir a la Escuela de Capacitación Agraria. «Hice la especialidad hortofrutícola, con las mejores notas porque a mi nome gusta desaprovechar el tiempo. De hecho después estudié Ingeniería Técnica Agraria a base de muchos codos pues en asignaturas como matemáticas tenía muy poca base... pero la saqué».

Y en aquella Escuela de Capacitación Agraria tuvo un profesor al que recuerda con cariño. «Azurmendi, un vasco recio, sabía mucho». Y a él acudió Herminio Carral, con el paso de los años, cuando pensó en plantar en su pueblo una gran finca de manzanos. «Me preguntó si quería una plantación para veinte años o para toda una vida».- Para toda una vida; le dije.- Pues entonces no lo dudes, planta patrón franco, que son duros, como yo; le dijo Azurmendi con gracia vasca.Y Herminio te va demostrando cómo aquel vasco tenía razón, allí siguen los árboles, desde 1968 que hizo realidad su idea: «mira patrón franco, injertado, que les he ido dirigiendo las ramas...».- Perdona Herminio, que no somos vascos, ¿qué es patrón franco?Sonríe. Se detiene y calla un momento. Se da cuenta de que, emocionado aún con su trabajo y su plantación, habla y cuenta demasiadas cosas sin dar tiempo a digerirlas. «Uf, no cayo. Mira, patrón franco es que lo siembro con semillas y después les voy haciendo injertos, no son árboles clonados, que es lo que más se utiliza ahora. Tardan más en crecer, pero son más fuertes y duran más, por eso me preguntó el vasco si quería árboles para veinte años o para una vida».Y en ese «para una vida» se esconde otra historia. El interés de Herminio en cumplir una palabra muy importante para él, una palabra dada a su madre, «una mujer muy trabajadora, que me animó y me ayudó mucho, pero siempre decía: ‘cuando muera yo, esto se acabó’; y yo le prometía que no. Y aquí están los manzanos. Y para seguir».- ¿Cuántos son?- 343 tengo numerados.Cuando me decidí por esto me ayudó la familia,sobre todo mi madre, que decía ‘cuando yo me muera se acabó’, le prometí que no, por eso es un orgullo que todo siga en marcha Los va enumerando por filas —101, 102; 201, 202, etc— y Herminio al pasar ante ellos sabe la historia de cada uno: «Mira, en este una mujer me dijo que le hacía ilusión...». Y así va contando. Hablando de las golden, reineta, morro de liebre, granny smith..., de los cuidados que requieren: «Yo uso feromonas para combatir las enfermedades y evitar los insecticidas, aquí es todo lo más natural posible». Tan natural que los primeros clientes y los más importantes son los vecinos de la comarca, a los que da la posibilidad de «vendimiar ellos mismos los manzanos e, incluso, apadrinar un árbol, elegir su número en primavera, seguir su evolución y recogerlas».- Mira, son manzanas pequeñas pero muy jugosas. Los que los llevan a los pueblos, que los guardan en paneras, las pueden comer hasta marzo o abril, sin necesidad de cámaras ni nada, exquisitas. Achaca estas bondades Herminio, además de a los cuidados, al microclima del pueblo, a la cercanía de una laguna y la altitud ideal (940 metros) que le permite tener un frescor ideal. «Y este suelo verde, que estoy seguro que le da un color especial a la manzana... Bueno, hay muchas teorías propias, que son fruto de mi propia experiencia».Todo es natural, el cuidado de los manzanos, con feromonas para evitar los insecticidas, y el proceso de la sidra, que no necesita escanciarse porque tiene suficiente gas endógeno Y hace treinta años dio un salto más: hacer sidra. Así nació Sidra Carral. Nuevamente artesanal, cuidada, mimada, diferente... premiada incluso en Asturias, la patria de esta bebida. «No hay ningún misterio, nuevamente lo natural, mis manzanas, las buenas, porque es mentira que para la sidra vale cualquier manzana, al menos en mi caso, ni las estropeadas, ni las gusanadas, las picadas o las que se han pasado... no».Allí, en lo que fue el portalón de la casa, está la máquina de triturar —«no hay que cortarla, sino exprimirla»— de allí a la prensa, el trasiego de una cuba a otra, la oxigenación... «hasta el embotellado».No es solo la sidra leonesa Carral, también fabrica mosto y vinagre, además deromper algunos tópicos.-Tendremos que aprender a escanciar.- Si quieres, pero no hace falta. Esta sidra se bate, para disolver los posos y activar los carbónicos , y ya no hace falta escanciar, tiene suficiente carbónico endógeno , se vierte sobre el vaso y a beber.Las sidras de Carral tienen entre 7 y 9 grados, poca acidez y aguja. «Son diferentes al resto de sidras donde «el clima es más frío, hay más humedad y tienen menos sol, lo que hace que las manzanas maduren menos».

Producen solamente con sus manzanas (entre 12.000 y 15.000 botellas), también mosto 100% manzana, no hay más que probarlo para saberlo, y vinagre de sidra. «La mayoría lo vendemos para afuera, por Internet y en un proyecto de Correos, correos market, también on line que llega al último rincón».

Y para las fotos llama a sus nietos, Celia y Dani, de los que celebra que sean buenos estudiantes, «eso es fundamental, para mí lo fue», pero se le nota que también le gustaría que se repitiera la promesa que él le hizo un día a su madre, que la huerta de los manzanos, y la sidra que producen, seguirá siendo un ejemplo de buen hacer artesanal. Dani dice que «seguro», Celia sonríe.

Yo diría que Carral tendrá larga vida.
Lo más leído