Carmen Ramón Mesado nació en Catarroja, un municipio de la Comunidad Valenciana,y desde bien chica ha asistido a clases de pintura. Comenzó a confeccionar sus primeras obras con óleo sobre sacos de arroz en el viejo molino donde trabajaba su padre, sacos que luego cortaba y con ellos se confeccionaba trajes para ir a las fiestas. Desde entonces, ha experimentado con las más diversas técnicas de pintura. Actualmente viene trabajando alternativamente en cerámica, realizando copias en azulejos de piezas de las cocinas valencianas del siglo XVIII, y con pintura sobre tejidos, para abanicos, prendas de vestir y con especial atención en la seda.
Los trabajos de ‘Colores del Mediterráneo’ han circulado por museos de toda la geografía española. Con esta exposición, que aterriza hoy por primera vez en la ciudad de León, ya son 51 las veces que ha viajado con sus obras por los museos españoles. Tiene predilección por exponer en aquellos pueblos afines a los textiles y a la cerámica del siglo XVIII, como Villareal, Sevilla, Jaen y Calamocha, Teruel. Carmen se define como espontánea, "mi obra no obedece a un programa metódico, es generalmente fruto de ideas que surgen en algúnmomento del día, que a veces plasmo en pequeños bocetos que guardo en una carpeta, o que bien dejo y olvido hasta que vuelven a mi cabeza en otro momento".Trabaja la seda con diversas técnicas, guta, rotulador, sal, alcohol, etc. Emplea la guta o un poco de sal para perfilar el dibujo y que no se expandan los colores por la seda. Luego va superponiendo capas desde las tonalidades más suaves a las más intensas y así resulta el tono final que le parece más adecuado para cada parte de la obra. "Trabajo por diversión, no por dinero, por eso me empleo a fondo con cada dibujo y me lleva mucho tiempo terminar cada uno de mis trabajos. El que más esfuerzo me ha costado, supuso unas 500 horas de trabajo", apostilla.
Dado que Carmen se considera una persona muy alegre, tiene predilección por los colores vivos. Por ello, en sus obras predominan los tonos cálidos, como el rojo, el amarillo, el naranja y el verde. "Vivo frente al mar, rodeada de naturaleza, plantas, naranjos y la luz del sol. Esa es la verdadera inspiración de mis trabajos, de ahí los colores que plasmo en mis obras. Yo no concibo la vida sin luz, sin colores y sin felicidad, el color negro está guardado en un cajón y, por el momento, no tengo pensado sacarlo".La artista ya tiene inmersa la mente en su próxima aventura. Y es que, el último gran maestro del realismo decimonónico, Mariano Benlliure, también natural de la Comunidad Valenciana, le ha encargado diseñar unos cuantos pañuelos con temas de Semana Santa, para hacer exposiciones juntos. Mariano Benlliure dejó desde muy niño muestra de su don para la escultura, a los nueve años ya se inició como tallista bajo la tutela de su hermano en Madrid. Ahora quiere trabajar junto a Carmen Ramón porque admira su talento.