Sin embargo, la exposición en la casa del Dragón tiene otro sentido y otro significado, es la presentación de sus piezas en un recorrido por toda su obra a través de un enfoque diferente centrado sobre todo en el paso del tiempo.
Carlos Varela, el encargado de gestionar el área de exposiciones de la fundación Fundos ha planteado la distribución de la obra de este magnífico paisajista de acuerdo con la estación del año que representan.
Los cuadros invernales comparten como elemento conductor la nieve, tanto la nieve de los Picos de Europa en la parte leonesa del Friero, de Riaño de donde saca encuadres maravillosos con la luminosidad que da el blanco elementos sobre casas y montañas; o la asturiana con el Pico Urriello como eje sobre el que se mueven el resto de las montañas de su alrededor. Además, incluye imágenes del macizo del Mont Blanc en el centro de Europa.
La primavera se encuentra en una sala aparte, donde los colores de las flores violetas, amapolas, margaritas coexisten con un río donde los reflejos de la vegetación y la arboleda son el centro básico de la obra, o un nocturno de la ciudad de Gijón.
En lugar aparte se encuentra un cuadro de espigas en estío dedicado al verano con los trigos mecidos por el viento que se encuentran en una llanura tras la cual se contempla un pueblo, más lejos montes bajos y al fondo los omnipresentes Picos.
Por último, el otoño con una pieza especial, una composición sobre fondo negro titulada ‘Cuando empezó todo’ y entre paréntesis ‘reloj’, ya que el reloj es el centro de esta sencilla obra, un viejo reloj de bolsillo colgado de una sencilla cuerda y detrás tres hojas de otoño. Una sencilla composición con un gran significado para el autor y que puede evocar diferentes sensaciones, sentimientos o emociones en el espectador.
A su lado diversos cuadros otoñales de lugares llenos de esa luz tenue que provocan al que contempla las obras unos sentimientos en los que el paso del tiempo va a ser la clave de las diferentes obras que contempla, o esas amplias praderas en las montañas asturianas de Pandébano o el rio Pileño con sus transparentes aguas en las que se ve el fondo de cantos rodados con una precisión absoluta. También aparecen paisajes cántabros con el desfiladero de la Hermida en el que las rocas son el punto interesante de la obra.
Tiene además otros cuadros en menor tamaño, uno de ellos situado en un punto cercano a otro invernal en los alrededores del pantano de Riaño, así como bodegones de flores en un jarrón y paisajes, muchos paisajes sobre todo de los Picos de Europa.
Porque Carlos Sempere a pesar de proceder de la costa levantina se considera el pintor de los Picos de Europa y eso se ve en esta exposición donde la mayor parte de las obras pertenecen a este entorno. La exposición estará a la vista del público hasta el domingo día 15. No se la pierdan.