Carlos, mi quiosquero

24/03/2023
 Actualizado a 24/03/2023
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Hay personas a las que consideras parte de tu vida, a las que aprecias y tienes un cariño especial, aunque vuestro contacto se haya limitado siempre a un contexto muy concreto, aunque nunca fueras a hacer planes concretos ni supieran de tu vida privada.

Para mí, Carlos era uno de ellos. Carlos era mi quiosquero. Y la verdad, no sé si ahora esto sonará raro, pero para muchas personas de mi generación y anteriores esa figura es alguien importante.

Pienso en mi infancia y adolescencia y, la verdad, creo que sólo a mis padres y a él les veía todos los días.Entre mis pocas tareas estaba el que al salir del colegio primero, del instituto después y del primer año de trabajo tras volver a León, debía pasarme a por el pan y el periódico que en mi casa mi padre siempre ha cogido.

Y claro, era extraño que quedara solo en eso. Siempre charlabas de algo, dependiendo la duración del lío que tuviera pero alargándose muchas veces.De vez en cuando, yo me cogía el ‘Marca’ o el ‘Sport’. O alguna revista, casi siempre deportiva aunque alguna vez también alguna de cine. De pequeño compraría multitud de ‘flashes’, que diría que ya ni existen. Y le habré repetido, en serio creo que no exagero si digo que al menos 1.000 veces, el «dame cinco gominolas, de las de pica pica y distintas, las que tú quieras».

Con el tiempo, al vivir en otra zona, el contacto cesó. Pero de vez en cuando, si iba por donde mis padres, me pasaba a saludar, y además nos encontramos varias veces, en conciertos, monólogos o cualquiera de esos actos culturales a los que era asiduo, y hablamos como los conocidos de toda la vida que éramos, él con la sonrisa en la cara que nunca se quitaba.

Al final él me vio crecer, en una etapa tan importante, donde tanto cambias y tantos recuerdas dejas y nostalgia generas. Yo también le vi evolucionar a él, con cambio de tienda a un local más grande aunque estuviera al lado. Y se creó una relación que, sean conscientes o no, muchos quiosqueros tienen con sus clientes.

La semana pasada, dos días después de suceder, me enteré de que Carlos había fallecido. Pasar por el ‘Kiosco Lorena’, en cuyo mostrador estuvo hasta el final, ya nunca será lo mismo, pero supongo que es bonito, para su familia o para cualquier otro quiosquero, saber lo que suponéis para esas personas que llevan yendo a vuestros establecimientos toda la vida. Que ya no son clientes. Más bien son amigos.
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