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Carbón y estrategia

06/07/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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El anuncio de que las instituciones europeas consideran necesario mantener la producción local de carbón ha desconcertado a gran cantidad de ciudadanos. Sin embargo este anuncio pone de manifiesto que las claves estratégicas están claras en los grandes países europeos, que marcan el paso del conjunto de la UE. ¿Y cuáles son algunas de esas claves que dejan tan descolocado al gobierno español?: Energía, agua, salarios, sistema social y producción industrial, entre otros.

España ha llevado una política energética absurda en los últimos años. En vez de seguir potenciando las renovables, en las que fuimos líderes, se abandonaron. Incluso se cambió las reglas del juego con las primas a las solares a mitad del partido. Esa inseguridad jurídica está siendo derribada por los tribunales europeos y nos va a costar un riñón. Además no se consideró la posibilidad de mantener en el mix el carbón nacional, que aporta algo de soberanía energética. Ahora este gobierno sin criterio debe cambiar radicalmente de posición. Mientras tanto seguimos importando gas y petróleo para compensar el carbón, el viento, el sol y las mareas que no aprovechamos. ¿A quién beneficia? A España no.

En la política del agua este gobierno paralizó el desarrollo de desaladoras, tecnología española líder, para entregarse al hormigón de los trasvases. El agua del mar nunca falta, pero la de la lluvia sí. Ahora, en un país semiárido, tenemos muchos canales y trasvases, pero no agua.

En cuestión de salarios, que toda Centroeuropa mantiene por encima de unos mínimos, España ha rebajado su masa salarial un 10% desde 2010 para el mismo número de trabajadores. Los salarios mantienen el consumo, que a su vez soporta la producción industrial. Y no se dé el pretexto de la competitividad. Un panadero de Alemania gana el doble que uno español por el mismo trabajo y no pasa nada. Es decisión política garantizar los mínimos salariales, y todo ese caudal económico genera consumo.

El sistema social que está basado en educación, sanidad y pensiones ha sido erosionado seriamente por este gobierno. El único fin que se me ocurre es empujar hacia la privatización, que deja de garantizar la universalidad de estos servicios, es decir, sacrificando el estado del bienestar. Y es que la demolición de los salarios ni genera impuestos ni cotizaciones que mantengan el sistema.

Y la producción industrial se cuida en Europa con inversiones en I+D+I para que se base en productos más valiosos. Aquí el gobierno ha machacado la investigación. Por lo tanto seguimos produciendo bienes de tecnologías medias y bajas: un país de camareros.
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