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Capitalidad y calidad gastronómicas

22/02/2018
 Actualizado a 08/09/2019
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La capitalidad gastronómica de León se pretende mostrar como la madre de todas las soluciones a nuestros problemas por algunas autoridades. Ni es «la solución» ni se está tratando como debe en varios aspectos. Este año de protagonismo gastronómico va a aportar algunos millones de euros más a los ingresos de la provincia. Sin embargo, para que nos hagamos una idea del impacto real, hay una empresa en la ciudad que tiene 400 empleados facturando 200 millones de euros al año. Con eso podemos imaginar que una aportación extra a nuestra hostelería de unos 10 millones está bien y es una ayuda, pero no resuelve los problemas de una ciudad, que ya ha bajado los 125.000 habitantes y de una provincia que lo hizo de los 470.000.

Hay otro aspecto para reflexionar sobre la capitalidad gastronómica. Este fin de semana, en plena Plaza de San Martín, me han servido un vino tinto de cierta calidad sacándolo de una cámara frigorífica. Preguntado el joven camarero por este aspecto la respuesta fue que lo servían así porque se lo pedían, cosa poco creíble en ese vino en concreto. Un tinto que no sea de chateo no se puede servir helado o perderá todas sus propiedades olfativas y gustativas para el consumidor. Detalles como éstos demuestran que en el enorme sector hostelero de León hay muchos recién llegados a los que no se les explica cómo actuar, no se les forma y, en función de esto, dan un servicio malo.

Un empleado de hostelería debe saber cómo se sirve cada vino, por lo que habrá que formar dentro de unos mínimos a los nuevos contratados. Es incomprensible que, con el nivel de oferta enológica que alcanzan los bares de León (incomparablemente superior al de provincias cercanas) no se ponga cuidado en esto. Por la misma causa el personal de nueva contratación debería recibir una formación básica sobre los alimentos tradicionales de León y lo que los caracteriza. Que a día de hoy no se sepa explicar lo que son unas mollejas de vacuno o un chorizo de León (que no es simplemente «un chorizo picante») en un restaurante no es de recibo.

Este vacío constituye una oportunidad más que podría ser aprovechada para actuar con la capitalidad gastronómica. Desde la coordinación del evento se pueden organizar seminarios para trabajadores de hostelería con catas básicas de vinos, cervezas y alimentos. De esta manera la capitalidad vendría a reforzar el papel de León como lugar para el ocio con una calidad creciente. Y además pondría en valor la potente y variada producción alimentaria de esta tierra, una de las más peculiares, variadas y apegadas a la tierra que hay en la Península Ibérica.
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