Capital gastronómica

Huelva es la Capital Española de la Gastronomía en este año 2017 que acaba de comenzar. Así lo han decidido, hace ya unos meses, la Federación Española de Hostelería y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, los impulsores del galardón; y qué quieres que te diga, solo con pensar en el jamón de Jabugo, en las gambas o en las fresas onubenses –por poner algunos ejemplos– se me hace la boca agua… ¿A ti no?

Y eso que estos días no parecen, quizás, los más propicios para hablar de cuestiones culinarias, que las Navidades son, por lo general, sinónimo de saturación en lo que a comidas –y bebidas, claro– se refiere. Yo todavía no me he ‘recuperado’ de la celebración del cambio de año, que me invitaron mis suegros y no te puedes ni imaginar lo bien que se come en esa casa. Aún me estoy relamiendo…

Comilonas al margen, Huelva es la capital gastronómica de España en 2017. Y hace ya tiempo que se apunta por aquí la posibilidad de que León ostente, más pronto que tarde, tal distinción. Y digo yo, ¿por qué no el año próximo?

Que sí, que ya me imagino que para eso habrá que presentar una candidatura –y argumentada como Dios manda–, y que prepararla llevará su tiempo. Y que habrá que ‘pelear’ con otros lugares en los que, a buen seguro, también se come muy bien. Pero ya te digo yo que la gastronomía leonesa no tiene nada que envidiar a la de otras tierras. Y, si no, en vez de informes y ‘papeles’ varios –que no se comen–, que vengan unos días por aquí los miembros del jurado, que los sacamos de vinos para que se hagan una primera idea. Y luego ya elegiremos restaurante… que no será por sitios.

Entre un sinfín de posibilidades, se me ocurre que nuestros embutidos –que no falte la cecina– y unas tostas de morcilla bien servirán para abrir boca; y, ya después, podemos empezar a hablar de otras cosas: sopa de trucha, legumbres… O cocido maragato, o un buen botillo con su guarnición. A mí, que no se me olvide, que me apunten esto último… ¡Ah! Y regado con alguno de nuestros vinos –para mí tinto, por favor–, que de eso también andamos bien.

Oye, no sé a ti, pero a mí me está entrando un hambre…