Para ella, que quiere y lucha por el barrio que la ha visto crecer, la evolución de Cantamilanos no ha sido positiva. En sus casas, de planta baja en su mayoría, algunas con patio, sus vecinos rondan la edad de jubilación, mientras que prácticamente un único edificio concentra lo que podría ser el relevo generacional de Cantamilanos. La antigua fundición desapareció y en su lugar se ha levantado un bloque de casas con entre 58 y 60 viviendas donde sí residen familias jóvenes y con niños. Sin embargo, la falta de servicios, según Losada, hace que estas personas no hagan vida de barrio, salgan por la mañana y regresen sólo para dormir. En el resto, la media de edad no es que no sea baja, es que ni siquiera es media. Como ejemplo, apunta que en su edificio son cuatro vecinos y la más joven es ella, que ya ha cumplido los 70.Esto contrasta con épocas pasadas, como los años 60, en los que el boom de la natalidad llenó Cantamilanos de niños. La presidenta de la Asociación de Vecinos explica que ella tuvo cuatro hijos y lo normal era que las familias fueran numerosas. No obstante, esos jóvenes de entonces son ya mayores y muchos ni siquiera viven en un barrio que ha envejecido más rápido que su población. 600 vecinos y varias necesidadesCantamilanos está situado en la zona norte de la capital leonesa, al borde de la carretera de Asturias, llega hasta los depósitos de agua y, bajando, casi hasta Eras de Renueva. Actualmente, Losada estima que contará con unos 600 vecinos y también con muchas necesidades. No se trata de grandes cosas, pero en su opinión una apuesta más firme por el barrio podría haber conseguido que estuviera más vivo. «León ha crecido por todas partes menos por aquí porque para la gente no resulta una zona atractiva. Apenas tenemos nada, por lo que si necesitas una barra de pan o una aspirina tienes que irte fuera», dice.Pone también una nota regular a su mantenimiento, ya que asegura que hay contenedores rotos, haría falta una mayor limpieza o un servicio de autobuses mejor. Como dato a favor, explica que desde el Ayuntamiento les han prometido una zona verde junto a la fábrica de piensos cerrada. «No tenemos ningún parque y la gente mayor se sienta en los bancos al lado de la carretera, por lo que nos vendría muy bien», afirma Losada. Estrategia ‘León Norte’En lo que también confía es en que la cantidad obtenida recientemente de Europa sea un revulsivo para Cantamilanos (28 millones a pagar la mitad por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y la otra mitad por el Consistorio leonés). No obstante, matiza que aún no saben qué se hará con esa cifra. «Todavía no nos han comunicado nada, por lo que esperamos que el Ayuntamiento nos convoque y nos explique qué se va a hacer y que este dinero sirva para que el barrio vaya a mejor».
Con esos 28 millones se pondrá en marcha la denominada Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado ‘León Norte’, que, además de Cantamilanos, tiene como beneficiarios a los barrios de San Esteban, La Inmaculada, Las Ventas, La Asunción y San Mamés. Según el concejal que tiene asignado el barrio de Cantamilanos entre sus competencias, Agustín Rajoy, esta cifra servirá «para el desarrollo de políticas de empleo, tecnologías de la información, salud ambiental, movilidad, gestión eficiente de la energía, del agua y de los recursos» y permitirá que la zona norte de León, tradicionalmente más «olvidada, bastante despoblada y con problemas de orden social, de integración, de empleo, con una población envejecida y con poco crecimiento» pueda tomar impulso y convertirse en «un destino atractivo tanto para vivir como para invertir y visitar». La estrategia ‘León Norte’ se prolongaría a lo largo de un periodo de cinco años (2017-2022) prorrogables a otros dos (2024).Para Agustín Rajoy, este apoyo de Europa reforzado en la misma medida por el Ayuntamiento es casi como si a estos barrios les hubiera «tocado la lotería» porque se va a «transformar en mejoras». Para él, «la política de empleo es quizá el objetivo más importante dentro de este plan de actuación» por lo que pide a estos barrios que confíen, que su situación cambiará.
Isabel Losada no verá llegar estas mejoras para el barrio en la presidencia de la Asociación de Vecinos, que ocupa desde hace seis años y que ahora debe abandonar porque los estatutos fijan este mismo período como límite. En este colectivo, que comparte sede y espacio con la Asociación de La Inmaculada, hay unos 60 socios y su unión e implicación ha permitido que hayan conseguido logros como evitar que se construya junto a sus viviendas una planta de biomasa. «Pedimos que no nos la metieran en medio de las casas, que la llevaran más arriba. Hicimos manifestaciones y conseguimos que nos apoyaran y que no nos la pusieran, con mucha constancia y de forma pacífica. Pleno a pleno fuimos al Ayuntamiento y en ruegos y preguntas alzamos nuestros carteles, pero nunca elevamos el tono y si algún día nos hubieran echado nos hubiéramos ido», subraya. Este ha sido uno de los últimos logros de la asociación, uno de los más recientes, pero no pierde la esperanza de que haya «muchos más» por el bien de Cantamilanos.