Canales romanos por Montes (I)

Por debajo de la Cueva de San Genadio son capturadas las primeras fuentes de Oza con destino a la gran mina romana de Las Médulas / Seiscientos años después, los monjes eligieron estos lugares como retiro espiritual

Francisco A. Ferrero
03/11/2019
 Actualizado a 03/11/2019
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Aunque la ruta de los canales romanos a su paso por San Pedro de Montes tiene un recorrido total de unos 15 kilómetros, al objeto de hacerla más asequible a todo tipo de público y condición física, se ha subdividido en dos etapas. Se presenta a continuación la primera etapa, de corto recorrido, de tan solo 4,5 kilómetros, alejándonos del pueblo por el canal alto y volviendo al mismo por el canal bajo, estando el pueblo de Montes entre ambos segmentos del recorrido.

La red hidráulica septentrional, o vertiente norte de Montes Aquilianos, está compuesta por dos canales que capturaban agua de la cabecera del río Oza en Peñalba de Santiago, con destino a los frentes de explotación de Las Médulas. Se ha descubierto recientemente otro tercer canal, de corto recorrido, cuyo origen sería el arroyo de Ferradillo (Rioferreiros) y destino Las Médulas. Los canales alto y bajo, de 51,7 y 71,7 km respectivamente, circulan por las poblaciones de Peñalba de Santiago, Montes de Valdueza, San Clemente de Valdueza, Valdefrancos, Villanueva de Valdueza, San Adrián, Santa Lucía, Rimor, Priaranza, Villavieja, Paradela de Muces y Voces, antes de llegar a los depósitos de almacenamiento en Las Médulas. El canal bajo finalizaba en la cota de la actual localidad de Orellán, y el alto confluía con los canales 4 y 5 que, procedentes de la red meridional (cuenca del Cabrera), finalizaban en el gran depósito del Campo da Braña, la zona de mayor altitud de la explotación (cota 980 m snm).

Montes de Valdueza está separado del pueblo gemelo, Llamas de Cabrera por la cumbrera que forma la alineación montañosa de La Guiana (1848 m snm) - El Tesón (1809) - Pico Tuerco (2051). Desde la cara sur de la sierra se desarrolla el valle de Valdecorrales por donde también circulan un conjunto de seis canales romanos conocidos como la red meridional,que se desarrollan por la margen derecha del río Cabrera. El más alto de ellos, conocido como el canal 5, es el de mayor altitud de toda la red hidráulica minera y recogía sus primeras aguas del arroyo de La Sierra (a una cota cercana a la 1.300 m snm), que nace en un valle contiguo y opuesto al arroyo de Pico Tuerto.
Los canales alto y bajo, a su paso por Montes de Valdueza, tienen unas cotas mediasen torno a las 1.082 y 918m snm, ya que todavía están en las etapas iniciales de su largo recorrido hasta su destino en las Médulas. Los canales se presentan absolutamente paralelos en la distancia y tienen una pendiente media del orden del 0,16%, lo que viene a decir que desciende 16 cm cada 100 m. Una pendiente mínima que permite la circulación del agua, asegurando su llegada a Las Médulas a una cota aprovechable. Esta pendiente tan pequeña hace que, en ocasiones, sea complicado adivinar el sentido de flujo del agua.

La fuente de los frailes tiene un caudal abundante y frío todo el año y es utilizada desde la fundación del monasterio Antes de emprender el ascenso desde el pueblo al canal alto, haremos una parada en la Fuente de los Chanos (conocida antiguamente por la Fuente de los Frailes), que alimentaba de agua al Monasterio a través de una canalización cerrada que todavía se conserva. De su estado de abandono, ha sido recuperada y remozada gracias a la intervención de la pedanía de Montes, que ha dejado al descubierto la mayor parte de su fábrica original, piedra caliza marmórea, similar a la obra de fábrica del Monasterio, lo que hace pensar que es contemporánea de la construcción de éste. La Fuente de Los Frailes tiene un caudal abundante y frío todo el año y es utilizada desde la fundación de Monasterio (mediados del siglo VII). La surgencia del manantial probablemente esté asociada al contacto de las calizas devónicas con los esquistos y pizarras silúricas que afloran en las inmediaciones de la fuente.

Desde la fuente se sube al canal alto, que lo recorreremos en el sentido de la circulación del agua durante cerca de 2 kilómetros. Una vez llegado al límite de la jurisdicción de San Pedro de Montes con la de San Clemente de Valdueza, es recomendable hacer una pequeña parada para escrudiñar e interpretar el paisaje. A continuación daremos la vuelta, hasta alcanzar una mata de robles que se descuelga desde el Pico de Águilas, por donde descenderemos unos 160 metros verticales, la distancia que separa ambos canales. No obstante, el canal alto sigue su recorrido en dirección al paraje de La Poula en San Clemente. El canal bajo se solapa, durante un amplio tramo, con el antiguo camino que unía Montes con los pueblos cercanos del Valle del Oza y la Herrería de Montes. Otro ejemplo más del uso posterior de los canales romanos, que se intervenían ampliando su ancho y acondicionando su firme, para reconvertirlos en caminos o carriles de unión entre pueblos o para permitir de acceso a las masas forestales en busca de madera.

El canal bajo nos lleva de nuevo a pueblo, en este caso en sentido contrario al de la circulacióndel agua. Antes de llegar al mismo veremos la antigua ubicación de la ermita de San Cruz, a la que se accedía por el canal bajo. Probablemente, la dificultad de acceso a este punto hizo que la ermita se llevase más arriba, en las cercanías del pueblo. No obstante, no deja de ser curioso que, al parecer, nuestros antepasados construyeran la ermita, más pequeña que la actual, sobre la traza del canal bajo.

Montes de Valdueza nació a la vera del Monasterio de San Pedro de Montes y perteneció, junto con San Adrián y Ferradillo, a la terna de pueblos llamados de ‘La Quintería’. El interesante libro Montes y Peñalba, Ensayo Histórico-Artístico de Benjamín Martínez Fuertes, relata los acontecimientos de la siguiente manera: Una vez que el monasterio se halló dueño -por concesión del rey de Galicia- y señor del coto –se refiere al Monasterio de San Pedro de Montes y todos sus dominios sobre el año 898-, pensaron sus monjes en el modo de sacar provecho y utilidad de aquellas extensas posesiones y de aquellos pastos abundantes.

Trataron amistosamente con los pastores del contorno, incitándoles a que fueran a establecerse al convento Al mismo tiempo, quisieron evitar los peligros a que estaban expuestos con los moradores diseminados por el valle: «sin casas y semisalvajes», dice el abad de Montes. Para conseguir ambas cosas, trataron amistosamente con los pastores del contorno, invitándoles a que fueran a establecerse cerca del convento y ofreciéndoles para sus ganados los montes y sotos de la abadía mediante una pequeña renta, contribución o iguala, que había de consistir en la quinta parte de los beneficios que obtuvieran, además del diezmo, tributo canónico que había de pagar por la educación, instrucción y asistencia religiosa que allí recibirían.

Mucho tuvieron que trabajar los religiosos al principio para que se acercasen; pero, al fin, convencidos, y habiéndose multiplicado los vaqueros y pastores en el valle, vinieron algunos en hacer chozas y cabañas alrededor del monasterio. Algo posteriormente, llegaron otros, que en las mismas condiciones que los primeros, se establecieron un poco más lejos del monasterio en los lugares que después se llamaron San Adrián y Ferradillo.

A cada una de estas agrupaciones de pastores concedió el monasterio una determinada extensión de terreno para pastos, que, dentro de cada lugar, era común de todos los vecinos del mismo, quienes por estos aprovechamientos pagaban al monasterio la quinta parte de los beneficios. De esta quinta parte les vino el nombre de Quintería, con que se conoció a Montes, Ferradillo y San Adrián conjuntamente hasta pasado el siglo XVII. Poco tiempo después de hacer sus cabañas los vaqueros, pidieron licencia al monasterio para labrar la tierra, y se les concedió en las mismas condiciones, es decir, pagando la quinta parte de sus frutos.

Los quinteros no podían cortar árboles sin licencia del abad, la cual era necesaria para hacer molinos, hornos o poner una taberna, en donde se había de gastar el vino del convento mientras lo hubiera. Cada uno de los tres lugares de la Quintería: Montes, San Adrián y Ferradillo, elegía un procurador de concejo y un procurador de la Quintería que estaba al frente de los del concejo y tenía a su cargo cobrar los tributos y censos para el monasterio. Por año nuevo, el procurador de la Quintería nombraba sucesor, estando todos los vecinos presentes, quienes, lo mismo que el abad, tenían el derecho de rechazarlo si no les convenía. Los nombrados juraban obediencia al abad y cumplir bien su oficio. Los procuradores salientes daban al abad una gallina cada uno. Había, además, un juez para todo el distrito de la Quintería, y en cada lugar un teniente juez, todos nombrados por el abad. El teniente juez de Montes tenía las mismas atribuciones que el juez cuando éste estaba ausente; no así los de Ferradillo y San Adrián. Esta situación de la Quintería perduró hasta principios del siglo XVIII.
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