Canal romano de Santalavilla a Pombriego

Por los montes de La Cabrera, un territorio duro y ancestral, están labradas la mayoría de acequias romanas que dirigen sus aguas hacia la gran mina de Las Médulas...

Francisco A. Ferrero
01/11/2020
 Actualizado a 01/11/2020
imagen-www-ruta-canal-romano-nov-2020.jpg
imagen-www-ruta-canal-romano-nov-2020.jpg
El Consejo Comarcal del Bierzo ha desarrollado un proyecto bajo el título: Itinerario cultural por los canales romanos de Las Médulas en la Cabrera, donde se han acondicionado como rutas de senderismo una serie de tramos de canales bien conservados cuya función era transportar agua a la gran mina de Las Médulas. Se han diseñado una serie de rutas de unos 45 km de longitud total que, en diferentes etapas, permiten unir el yacimiento de Las Médulas con el valle de Valdecorrales perteneciente a Llamas de Cabrera. Los diferentes itinerarios, que aprovechan los tramos de canal mejor conservados, permiten transitar a elevada altura sobre el río Cabrera, por los valles del arroyo de Rozana (Pombriego), arroyo de La Aquiana (Santalavilla) o el Valdecorrales (Lamas de Cabrera), poco alterados por la actividad humana.

El tramo que se propone en esta ruta es un recorrido por el canal 1 entre Santalavilla y Pombriego, que permitirá atravesar el túnel de Valellos y los bosques de aspecto mediterráneo que ocupan esta franja de terreno entre las dos localidades. También conocer los hermosos pueblos situados a los extremos de recorrido,asentados sobre paisajes transformados por remotas explotaciones mineras que ambicionaban un metal único: el oro.

La ruta se inicia en el desvío a la localidad de Santalavilla. Situada sobre una loma a modo de acrópolis entre los arroyos de La Guiana (o de La Sierra) y de Hortoloceños, fue lugar de juicios durante el Medievo y asentamiento de dos monasterios, de ahí el nombre de «la Villa Santa». Uno de ellos fundado por San Genadio en el año 915, bajo la advocación de San Alejandro, y desaparecido a mediados del siglo XV; el otro, de San Pedro y San Pablo de Forcellas, restaurado por el mismo Santo por encargo del rey Ramiro II en el año 935, y del que se tiene noticias hasta 1228, ya incorporado a Astorga. Estarían situados posiblemente en «La Campana», donde aparecen trozos de tejas, y «San Pedro», lugares situados en el valle del arroyo de la Guiana por donde se asciende al Campo de las Danzas.

Santalavilla (la Villa Santa) es el único pueblo de Cabrera que realmente llego a despoblarse (sobre el año 1992) aunque por muy poco tiempo. De Santalavilla escribía Ramón Carnicer, en su viaje a La Cabrera realizado en 1962, lo siguiente: «Los doscientos y pico habitantes de Santalavilla tuvieron ayer su fiesta, y de los relieves de ella me beneficio yo al comer en la casa de Primo Rodríguez: sopa, cabra, roscón y buen vino del Bierzo, con el lujo inesperado de una naranja y un brebaje indefinido presentado a título de café».

Una estampa muy distinta de lo que podemos ver en la actualidad: hoy vive en el pueblo una sola familia todo el año, aunque las labores de restauración que han emprendido sus antiguos pobladores, han conseguido que el pueblo esté volviendo a renacer.

Santalavilla está situado a una altitud de 600 m snm y se distribuye en tres agrupamientos de casas o barrios diferenciados: El Valle, La Iglesia y El Barrio, que se asientan sobre los restos de antigua explotación minera romana compuesta por «tierras rojas», como muchas antiguas terrazas fluviales o sedimentos de edad terciaria que hay «colgados» sobre las márgenes del río Cabrera, lo que antiguamente se conocía como diluviums auríferos.

A la entrada del pueblo y conviviendo con castaños centenarios, se conservan antiguas bodegas excavadas sobre el conglomerado de la cobertera arcillosa que forma el pie de monte, similares a las que podemos encontrar en la meseta castellana. Algo único en toda la cuenca del río Cabrera.Después de la visita a las bodegas, se inicia el ascenso a la cabecera del arroyo de Vallolid hasta coger la cota del canal nº 1.

El ascenso es duro, pero lo haremos despacio parando a otear, desde la altura, el caserío de Santalavilla y el tren de meandros que forma más abajo el río Cabrera y que fueron explotados sistemáticamente, uno a uno, por las manos de los trabajadores romanos en busca del preciado metal. En canal 1 se encuentra muy bien conservado en el tránsito por la cuenca del arroyo de Valdecorrales en Llamas de Cabrera. Tiene una longitud de 95 km y arrancaba del río Cabrera por encima de la localidad de Encinedo donde, de manera excepcional, se conoce el punto exacto de la captación sobre la margen derecha del río. Considerando la pendiente media (0,15%) y la distancia hasta Las Médulas, el canal tuvo que llegar a los frentes de explotación a una cota en torno a la 780 m snm. El canal 1, por tanto, abastecía a las primeras fases de la explotación, por encima de la actual localidad de Las Médulas.

El canal nº 1, a su paso por el paraje de Valdecucrillos, corta un potente paquete de cuarcitas creando el túnel o «Buraco de Valellos». La forma abovedada del túnel y el nivel de pulimento que conserva en toda su superficie, hace pensar en el uso alternativo de fuego y agua para abatir la durísima roca en la que está practicado, imposible de trabajar con las herramientas de fábrica romanas. Los constructores romanos aprovecharon la forma acostada de un paquete de la cuarcita plegada para atravesarlo por la zona de cizalla, donde se suponía que el nivel de esfuerzo era más bajo. En base a las características constructivas del canal (ancho, profundidad del cajero, pendiente y rugosidad del firme) y a las propiamente hidrológicas (velocidad del agua, calado, superficie mojada) se ha podido llegar al cálculo de caudal máximo que podrían transportar, cifrado en unos 400 litros/segundo.

Una vez rebasamos el Buraco de Valellos nos empezamos a encontrar con vegetación muy singular para estas latitudes: alcornoques, encinas y madroños. Una vez rebasamos el Buraco de Valellos nos empezamos a encontrar con vegetación muy singular para estas latitudes: alcornoques, encinas y madroños. Alentada por un clima suave al abrigo de los fríos del invierno y su posición a la solana, han favorecido el desarrollo de masas boscosas propias de clima mediterráneo. Ya en Santalavilla existen dos masas de alcornoque denominadas: Alcornocal de La Corona, situado en dirección a Pombriego, y alcornocal La Prana, por encima del núcleo urbano; sin duda, los bosques más Noroccidentales que se conocen. Los alcornocales son bosques poblados por ejemplares de hoja perenne de Quercus suber, muy similares en porte y aspecto a las encinas, pero diferenciales por la forma de la corteza que recubre el tronco, formada por gruesas capas de corcho. La presencia de esta especie es indicativa de unas condiciones climáticas templadas y unas características edáficas de escasa permeabilidad y alta capacidad de retención de agua, lo que no corresponde con el clima propio de la norteña latitud a la que se encuentra. Estas masas arbóreas son restos acantonados de lo que en otro tiempo fue un ecosistema de bosque mediterráneo casi aislado en un entorno de transición a las condiciones atlánticas.

Alcanzando con la vista Pombriego, ya estamos cerca del final del recorrido. En un punto concreto del canal no hay más remedio que abandonarlo y bajar hasta el paraje de Cuestadechanos, un crestónrocoso situado entre La Ferraría de Pombriego y un profundo meandro del río Cabrera antes de recibir las aguas del río Benuza. Al llegar al crestón merece la pena descender unos metros más por el mismo hasta alcanzar la boca de salida del «Túnel del Sastre», otro paso practicado en la roca que permitía la continuidad del canal 0 hacia Las Médulas. A la entrada del mismo se conserva una curiosa inscripción, muy bien delineada, que dice «Recuerdo del Sastre, 1936».

Muy cercana a la boca de entrada del agua –hoy derrumbada- del túnel de Fraile se conserva una antigua galería minera con su correspondiente escombrera a la entrada La inscripción da nombre al túnel, donde parece ser que, por su proximidad a Pombriego y sus magníficas vistas al mismo, fue utilizado como refugio por los maquis durante la guerra civil. La entrada está parcialmente tapiada con piedra suelta, quizás al objeto de dificultar, aún más, su localización. Muy cercana a la boca de entrada del agua –hoy derrumbada- del túnel de Fraile se conserva una antigua galería minera con su correspondiente escombrera a la entrada. Según el Catálogo de Minerales y Rocas, etc. de la Provincia de Leóndel ingeniero José María Soler, editado por la Diputación Provincial de León en 1883: «En Pombriego tenemos las minas Perseverancia y Petrita con cinco y cuatro hectáreas respectivamente en el terreno siluriano sobre un crestón de óxido férrico cuya dirección es de NO a SE con buzamiento casi vertical al SO y un espesor muy variable, que por término medio puede fijarse en 0,75 m. no hay más labores en estas minas que una zanja de 20 m de longitud en la Petrita. El filón de la Perseverancia corre en la misma dirección con una potencia de 1,50 m. Se compone de hierro peroxidado manganesífero. La mena se beneficia en la forja de Pombriego».

La observación superficial de las escombreras arroja variados minerales del grupo de los sulfuros (pirita, calcopirita, galena), carbonatos (siderita –mineral predominante- y malaquita) e hidróxidos de hierro. Parece ser que, por su cercanía a la Ferrería (Ferraría) de Pombriego, pudo abastecer de mineral de hierro a la misma. Al final de la vallina donde se ubica la escombrera, hay una explotación romana con un aluvión rojo, similar a otros muchos «yacimientos colgados»que hay sobre las márgenes de los ríos Cabrera y Sil. Una vez visitado el túnel del Fraile, se desciende hasta alcanzar el barrio de Chanos de Pombriego. A continuación, nos acercamos hasta la Ferrería, situada sobre la margen derecha del río Cabrera sobre una zona de aluvión trabajada por la minería romana.

La Ferraría fue construida por el abad Benito Zoube, aprovechando el auge que experimentaba la herrería de Linares, perteneciente al Monasterio de San Pedro de Montes. Entró en funcionamiento en 1761. Gran parte del complejo desapareció destruido tras la guerra civil española. La antigua casa permaneció en pie, testigo ruinoso del paso del tiempo, así como el canal abierto en plena roca que conduce el agua desde la parte alta del río Cabrera al banzao. El canal mencionado aprovecha la traza de un canal romano que alimentada las explotaciones en aluvión cuaternario de la margen derecha del río Cabrera, como lo atestiguan los restos de formas fósiles de actividad.
Lo más leído