Camino ¿sin retorno?

14/12/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Javi y Silvia son los últimos que han recogido todo, hecho las maletas y emigrado en busca de un futuro mejor o peor, pero un futuro que en esta provincia cada vez es más complicado imaginar.

Un camino que antes siguieron muchos otros amigos y que te deja una extraña sensación en la que por un lado celebras el poder ganarte la vida en tu ciudad, cerca de tu familia, con una calidad de vida que quienes han emigrado envidian... y a la vez la tristeza de no poder compartirlo con ellos, de no poder juntar a tus amigos de siempre un viernes para tomar unas cañas en el Húmedo porque simplemente no están.

Cierto es que esa sensación se difumina en una especie de realidad paralela este mes de diciembre, en el que las fiestas devuelven a cada uno a donde pertenece y te hace fantasear con el hecho de que eso sea siempre así. Pero nada más alejado de la realidad que ese oasis en medio del desierto que supone para toda una generación haber nacido en una provincia sin oportunidades.

Esa decepción de que llegue el día de tu boda y ser consciente de que más de la mitad de las invitaciones no pueden ser entregadas en mano y solo la frialdad del correo y el buzón en un piso de alquiler a muchos kilómetros permite llevarlas a su destinatario, viajando a decenas de ciudades y hasta países entre los que al final acaba repartiéndose parte de tu vida.

Se critica habitualmente a toda una generación, la que ocupamos esa franja de edad en torno a los 30 años, de la que dicen que tuvimos todo y salimos ‘rana’. Lo hacen quienes, en general, no tuvieron que afrontar esta práctica obligación de tener que salir de casa para mirar hacia adelante porque, de mejor o peor manera, había cómo hacerlo aquí. Lo entienden mejor nuestros abuelos, a quienes se les fueron hermanos y primos bastante más lejos y en situaciones completamente límite.

Quizás esa falta de empatía entre los que toman decisiones y los que normalmente las sufren sea parte del problema. O simplemente ser consciente de que lo que todos queremos al final no es solo ser felices, sino tener con quien compartirlo.
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