Caminando entre osos y viñedos

La colaboración entre la bodega Cuatro Pasos y FAPAS está logrando la recuperación paulatina del oso en el Bierzo tras una inversión de 100.000 euros en la última década

A. Cardenal
26/11/2018
 Actualizado a 18/09/2019
La colaboración entre Cuatro Pasos y Fapas ha logrado iniciar la recuperación del oso pardo en el Bierzo. | L.N.C.
La colaboración entre Cuatro Pasos y Fapas ha logrado iniciar la recuperación del oso pardo en el Bierzo. | L.N.C.
Durante generaciones, el oso pardo fue el rey en el Alto Sil y los Ancares, un símbolo que al igual que en toda la península, se vio amenazado por la destrucción de su hábitat natural –tanto por la tala indiscriminada como por los incendios– o la caza que hasta su prohibición, tuvo en esta especie un ‘fetiche’ que incluso pese a su persecución se ha cobrado víctimas.

Pese a estas circunstancias, el Bierzo sigue siendo uno de los últimos reductos del plantígrado en España y lo es entre otras cosas gracias al trabajo e iniciativas como la de las bodegas del grupo Martín Códax.

En su afán por crear un vino mencía de calidad, la compañía se fijó en el Bierzo y en el potencial cualitativo de los viñedos de la alta montaña, donde también descubrieron las huellas del oso, que inspiró el nombre con el que la bodega gallega desembarcaría en la comarca: Cuatro Pasos.

Fue algo más que una declaración de intenciones. La relación entre la bodega y el plantígrado no se limitó al nombre y desde su creación ha intentado frenar la desaparición del oso.

Así, la bodega tiene una alianza con el Fondo para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS) desde 2009, llevando a cabo un intenso programa de iniciativas para revertir la dinámica. «Que el oso está en peligro de extinción no es ningún secreto. Se trata de un mamífero muy vulnerable y cuya supervivencia, aunque pueda parecer lo contrario, depende en gran parte del hombre», explican desde Cuatro Pasos.

Por ello, desde la puesta en marcha del convenio y tras una inversión que ronda los 100.000 euros, se han lanzado iniciativas como la plantación de castaños y cerezos, que proporcionan alimento en el otoño y la primavera, dos épocas claves en las que el oso necesita ingerir gran cantidad de grasas y vitaminas, o la recuperación de los cortines, antiguas construcciones circulares de piedra, de origen romano, que evitan que el propio oso destruya las colmenas y no pone en peligro la polinización de los frutales.

Aumento de la población


Estas iniciativas se están notando y en los últimos años se está detectando un aumento de los ejemplares que habitan en la comarca.

«Diferentes estudios y noticias avalan ya la recuperación del oso pardo en la zona de los Ancares y del Alto Sil, que aunque de forma tímida se va instalando paulatinamente en este área», recuerdan desde la propia bodega, que celebra las «noticias esperanzadores» que se desprenden de los últimos estudios. «Se ha podido constatar que al menos existen una decena de osos asentados en el Alto Sil. Cuando comenzamos con estas iniciativas eran solo tres hembras las que estaban asentadas», apostillan.

En cualquier caso, desde Martín Códax recuerdan que «el oso sigue estando en peligro de extinción y eso no cambiará de la noche a la mañana». «Solo si de verdad toda la sociedad toma conciencia de ello y se desarrollan acciones para invertir la tendencia, podremos apreciar cambios notables», sentencian.
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