Camarada Carlos, de raza imprescindible

Víctor Manuel Bayón es un nombre imprescindible para entender la historia reciente del PCE en León, pues fue su organizador, pilotó el paso de la clandestinidad a la legalidad. Luchó toda una vida, falleció esta semana el viejo minero

Fulgencio Fernández
29/10/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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La muerte trae estas cosas. El recuerdo, las historias, el repaso de biografías. Y echando una mirada a vidas como la de Víctor Bayón –fallecido el miércoles en los 89 años– entiendes, por ejemplo, cómo el famoso poema de Bertold Brecht a las gentes que luchan por sus ideas no se le debería regalar al epitafio de todo el mundo. Y, a su vez, sientes que hay biografías que parecen hechas para ilustrar este poema, personajes de una raza muy escasa: los imprescindibles... por luchadores.

En 1965 recibí de Carrillo, en París, el encargo de montar en la clandestinidad la red del PCE en LeónY un caso es el de Víctor Manuel Bayón, fallecido en León. Minero, luchador, comunista, organizador del PCE en León en tiempos muy difíciles, luchador otra vez en nuevos frentes, hasta su último aliento. Recuerdo una frase suya de hace pocos años, cuando presentó su biografía –Crónica de una lucha: Mi actividad en el Partido Comunista de España– ante la pregunta de qué le diría a los jóvenes que andaban tomando las plazas: «La digo a la juventud que tiene que rebelarse porque nadie le dará nada porque sí. Les digo lo mismo que les he dicho siempre, cuando montamos el PCE en León buscamos a los mejores, obreros ejemplares, estudiantes de matrícula. Lo que más le jodía a las autoridades era no poder aplicarnos la ley de vagos y maleantes, un mando de la Policía me llegó a decir: Hijos de puta, engañáis a los mejores».

Lo decía quien casi nació rebelde. Nació en Mieres, en 1927, vio con «ojos de niño pero muy abiertos», decía él, la Revolución del 34 en su tierra, se hizo minero siendo casi un niño y, vaya por delante, cuando se acogió a la Amnistía de 1978 y «salió a la luz» regresó a su puesto de trabajo en Hunosa, concretamente en el pozo Fondón de Sama de Langreo.

Mi único equipaje al llegar a León era unpapel con 2 nombres: Pertejo, de Villacedré, y Valerio, de Lillo Militante del PCE desde joven, se exilió en Francia, fue un directo colaborador de Carrillo y el histórico dirigente asturiano le hizo un encargo que traería a Bayón hasta León. «Fui enviado desde París por el propio Santiago Carrillo para montar, en la clandestinidad pues estamos hablando de 1965, la red del PCE en León «, cuenta él mismo en su biografía, donde también da cuenta de la dificultad –y el riesgo– de aquella empresa. ««Sólo traía un par de consignas de El Partido y dos nombres con los que entrar en contacto para empezar a trabajar: Gerardo Pertejo, de Villacedré, y Valerio de la Sierra, de Lillo del Bierzo». Con ellos comenzó a trabajar y fue tejiendo la Red: «Los enlaces en Villablino, Santa Lucía o Fabero fueron Pepe El tapicero, Sergio o Saturno. Tano y Pacita Llamas, un matrimonio que vivía en la calle Los Osorios, ofrecía un refugio seguro para los liberados»... Y otros muchos: Ángel Villa, José Luis Iglesias, Raúl Pertejo, Antonio Larín, Joaquín Colín, Teodoro Suárez, el pintor Jular...

No era nada fácil para el ‘Camarada Carlos’ (Víctor Bayón) en aquel León de los 60 y los 70. «Hasta que la Policía se enteró de que andaba por aquí trabajando fue más fácil moverme, después se complicó, tenía que vigilar yo a la Policía. Me movía en tren, a veces iba a cogerlo y veía tipos sospechosos y dejaba marchar el tren;no iba al cine, ni a bares... A veces arriesgaba y si veía a la pareja de guardias civiles en el tren, de oficio, me sentaba lo más cerca posible de ellos, para que no sospecharan...». Así llevo 11 años el equipo más buscado del PCE, el de propaganda y la famosa multicopista, sin ser descubierto. «Sabía que me jugaba muchos años de cárcel y ya había estado 6, no quería más».

Volvió a la mina. Se jubiló. Siguió dando ejemplo. Había regresado a León después de una intervención quirúrgica y aquí, donde luchó, murió.
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