¿Cómo pueden procesar cabezas vírgenes tantas historias contradictorias como les tratamos de meter?
¿Cómo lo procesan? Nos sorprenden esos programas que juegan a preguntar a los niños pues sus respuestas se salen de todos los cánones.
A veces la sorpresa llega con sus preguntas. Una maestra ponía en duda que fuera bueno que la educación sexual llegara tan pronto a las aulas después de la pregunta del chaval: "Entonces para tener gemelos, ¿hay que meterla, sacarla y volverla a meter?".
– Borja, ¿porqué no se deben comer los peces pequeños?
– Porque quedas con hambre.
– Escribe los contrarios de frío y día.
– Calor y Carrefour.
Habría miles.
¿Qué pensará la niña ante tantas imágenes de dolor, de muerte, como estos días les ponemos delante? Cierto es que no van mucho más lejos ni son más crueles que las que esta misma mañana ofrecían los diversos magacines de la tele.
¿Cómo son capaces de construir una historia coherente con historias que nacen con el aviso de una paloma, un niño que nace en un portal... para a los cuatro días crucificarlo, con un carnaval por medio? Claro que en Hansel y Gretel meten a una bruja en un horno y la asan viva; en Caperucita el lobo se come a la abuela.
Lo raro es que entiendan nada.
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