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Calecho en Madrid dedicado a Úrsula

14/06/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Y llegó el día 12, conducido por junio. En principio para pereirianos y seguidores de Úrsula, según hemos avanzado en otro momento su amada permanente, musa, traductora, receptora de su legado y buena gestora tal ha demostrado estos diez años como vicepresidenta al frente de la Fundación Antonio Pereira, no significaba nada o casi. Pues para detenerse, parar con curiosa, minuciosa atención se hallaban fijados desde bien atrás el 25 de abril en León y el 13 de junio en Villafranca, fechas programadas con solemnidad en honor a Antonio por cumplirse el décimo aniversario de su muerte repentina. Úrsula trabajó lo indecible porque dichos homenajes, en particular la representación del espectáculo ‘Mucho cuento. Diez años con Antonio Pereira’, se llevasen a cabo felizmente. Y lo consiguió. Pero esto requiere una aclaración o matización, pues cuando se celebró el primero ella ya no pudo asistir al Auditorio Ciudad de León al estar ingresada en el Hospital Monte San Isidro en tanto cuando tuvo lugar el segundo, el recién celebrado en Villafranca (exitoso igualmente; piénsese que se realizaron dos sesiones el mismo día), ésta ya había fallecido el 18 de mayo. Lo que nunca se le pasó por el magín a tal jienense casada a los 20 años con el cabileño Pereira es que iba a erigirse en protagonista postmortem ella misma de un homenaje constituido por un calecho o filandón organizado por la Casa de León en Madrid, no lejos de su vistoso piso de Hilarion Eslava, en la vetusta, céntrica calle del Pez, la cual el referido día ofrecía con complacencia sus aceras a los muchos concurrentes al mismo dirigido, conducido, por los «incitadores y moderadores» Cándido Alonso Hidalgo y Joaquín Otero Pereira quienes procuraron que el acontecimiento no tuviese un aire triste o dramático, el cual hicieron abierto a todos aquellos que «teniendo algo que decir pidan la palabra». En la programación del evento estuvo presente asimismo el Instituto de Estudios Leoneses y contó, además, con el apoyo del Ayuntamiento de León, el Instituto Leonés de Cultura y la Diputación de León.

En resumen, quede claro, a la hora en que esto comento se ha superado con éxito la primera fecha, el 25 de abril, León, la nueva, el 12 de junio, Madrid y la tercera, el 13 de igual mes, Villafranca Y como quiera que Úrsula, quien se apeaba en el Intercambiador de Moncloa cada vez que iba a Madrid, muchas, muchas, compartía lo escrito por Antonio traigo estos versos suyos aquí: «cuando vamos a entrar en la riada/ de los muertos anónimos. Stop.» O mejor, estos otros: « Hoy lo he visto en la cebra / de la Calle del Prado junto al Palas, / un cine que se para y de repente prosigue el tiempo de su paso, / y fue cívico y bello como una fiesta de la banderita».

Mas en ningún momento deseo olvidar que además de la citada terna de actos la memoria del autor de ‘Una ventana a la carretera’ fue alimentada con un congreso celebrado en la Fundación Sierra Pambley cuyo fruto ha sido recogido bajo el leonés sello de Eolas en el libro Antonio Pereira y 23 lectores cómplices.

Desconozco porqué pero estoy notando que se levanta en mí la tristeza. Tal vez porque entre nube y nube aparecen borrones que me señalan que debo cerrar estas líneas con una llave llamada Úrsula Rodríguez Hesles. Mañana, mañana. ¿Qué contaré? Latidos de sal se depositan en mis venas. Mientras en el metro de Noviciado suben rostros conocidos fotografiados por mis ojos mineros. Varias personas más se dirigen ágiles y morenos al bus, otras llaman un taxi y algunos se alejan caminando.
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