"Cada vez cuesta más encontrar un piso de alquiler que esté bien y en su precio"

El mercado del alquiler de viviendas en la ciudad de León se mantiene «estable» e incluso registra un «ligero incremento», pero ello no está reñido con que la oferta que tienen los inquilinos a su disposición sea «cada vez menor». Son palabras del gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana de León, Miguel Ángel Sánchez Fraile, que hace un análisis de la situación del mercado de arrendamiento después de que el último estudio elaborado por el portal inmobiliario Idealista haya cifrado en un 12% el descenso de los inmuebles disponibles para este fin en la capital durante los últimos cuatro años.

En primer lugar, es necesario diferenciar entre dos conceptos fundamentales, los pisos que se anuncian para ser alquilados y los que finalmente se contratan. En cuanto a los primeros, Sánchez Fraile explica que «cada vez cuesta más encontrar un piso de calidad disponible para alquilar en su precio». «Sacar una vivienda a alquiler es cada vez menos apetecible. Se construye o se reforma poca vivienda para alquilar y desciende esta oferta porque pasa a ser de venta», explica el gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana de León.

Y detalla a continuación las diferentes causas que han llevado a este fenómeno. La primera se centra en las herencias. «Hay un altísimo porcentaje de propietarios de viviendas que son mayores. Al fallecer, si tienen varios hijos, no es normal que esa vivienda se destine al alquiler, sino que prefieren venderla, repartir el dinero y poder dedicarlo a amortizar su hipoteca o a lo que considere cada uno. Y eso ocurre incluso si sus padres tenían ya la vivienda alquilada a alguien», detalla.

La segunda causa que Sánchez Fraile encuentra en el descenso del parque de viviendas ofertadas para el alquiler se centra en factores que «asustan» a los arrendadores y que tienen que ver fundamentalmente con la «seguridad jurídica». «Es algo que desde la Cámara de la Propiedad Urbana de León venimos reclamando desde hace mucho tiempo. Necesitamos un sistema jurídico claro que desde el inicio de la pandemia está muy en cuestión. Durante los últimos cuatro años, con motivo de la pandemia y la disculpa del llamado escudo social, se han tomado medidas restrictivas con los arrendadores. Limitaciones a las actualizaciones de renta o a dejar un piso vacío, alargar el riesgo de lanzamiento en casos de impago… Eso no anima a poner una vivienda en alquiler y a ello se unen las ocupaciones ilegales. Por eso la gente prefiere vender el inmueble e invertir en otro tipo de bienes, como son las acciones. Además, están subiendo los tipos de interés y, aunque los bancos aún no lo trasladan a los depósitos, hay otras formas de tener menos preocupaciones y sacar rentabilidad al dinero que invirtiéndolo en inmuebles para alquilar», agrega Sánchez Fraile.

Y a ello se unirá pronto la nueva Ley de Vivienda, que se está tramitando en la actualidad pero de la que ya se conocen algunos detalles. «Tampoco va a favorecer la inversión en viviendas para alquilar por todas las restricciones que va a imponer a este mercado y las dificultades para recuperar la posesión en caso de impago. Comprar una vivienda para alquilar supone pagar un 10% de gastos a mayores del precio. Y si a mayores tienes no puedes recuperar la posesión relativamente rápida en caso de que no te paguen la renta, es dinero que pierdes y un riesgo que la gente valora y no quiere asumir», detalla el gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana.

Además, otra de las causas del descenso de la oferta de viviendas en alquiler tendría que ver con el movimiento económico que hay en la ciudad. «Aunque se anuncien menos pisos para arrendar, hay un mercado bastante estable porque tampoco hay grandes cambios en la actividad económica. Aquí no hay un fuerte movimiento migratorio que incremente la demanda y pueda subir los precios, aunque en ese caso seguramente también habría más oferta, porque hay muchas viviendas vacías. Y eso se corresponde con una sociedad que vive en una economía estable y estancada, sin altibajos, porque viviendas vacías hay muchas, pero en venta hay muchas más », asevera Sánchez Fraile.

Y ese mercado «estable» aparece reflejado en los datos que maneja la Cámara de la Propiedad Urbana. Durante el pasado año se formalizaron en León un total de 3.126 contratos de alquiler y se cancelaron 2.797, lo que deja un saldo favorable de 329. «Cada vez cae más ese saldo, pero al menos no estamos en negativo. Sigue habiendo mucha demanda porque la vivienda en venta es cara, sobre todo si la buscamos nueva, bien situada, en un entorno que nos guste y con unas calidades decentes. Y por eso hay pisos en alquiler en los que se va el inquilino y con un anuncio en la ventana se coloca en dos días, pero siempre dependiendo de cómo y dónde esté. Si además están en la media de la ciudad de unos 400 euros de renta, te los quitan de los manos», afirma.

En definitiva, como gran conclusión, Sánchez Fraile considera que las perspectivas de futuro del alquiler «no animan a invertir». En todo caso, abre una puerta al optimismo si se estabiliza la economía, ya que podría haber una reacción «contraria» por parte de gente que apueste por este mercado si encuentra viviendas «muy baratas y alquilables».

Aunque en este caso habría que tener en cuenta la eficiencia energética. «Las viviendas baratas con calificación F o G, las más bajas, van a desaparecer del mercado de alquiler en 2030, lo que obligaría a invertir a mayores para reformarlas antes de ofrecérselas a los inquilinos. Es otra cuestión que no favorece nada al mercado. Y eso que León no tiene que ver con Cataluña, Madrid o la costa del Mediterráneo. La gente podría sacar muchas viviendas a alquilar pero no les interesa», concluye.