"Cabrera era un infierno"

El día 17 falleció en Carucedo este enlace del maquis, José Valle Rodera, que perdió a tres hermanos "en el monte". En 1962, cansado de "quince años de guerra", emigró a Bélgica y a su regreso se convirtió en la memoria viva y fiable de aquella época

Fulgencio Fernández
27/09/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Una fotografía de José Valle Rodera de su juventud y otra del libro de Santiago Macías ‘El monte o la muerte’. | L.N.C
Una fotografía de José Valle Rodera de su juventud y otra del libro de Santiago Macías ‘El monte o la muerte’. | L.N.C
El pasado sábado los periódicos incluían la esquela de José Valle Rodera, viudo de Angelina Collado, que "falleció en Carucedo, el día 18 de septiembre de 2015 a los 92 años de edad...". ¿Una esquela más? No, una biografía impresionante, dura, una esquela que ponía punto final a una dura batalla por sobrevivir en un mundo hostil, en una posguerra que le obligó a huir a Bélgica, en 1962, después de ver cómo le mataban a tres hermanos y sufrir una larga represión que no aguantó más.

¿Su delito? Haber sido enlace del maquis.

Habría que recordar que José Valle tenía en la guerra catorce años. Habría que recordar cómo se convirtió en enlace del maquis, él mismo lo contaba en una larga entrevista con Carlos G. Reigosa para el libro ‘La agonía del león’, sobre la figura de Girón. Contaba José Valle:«Uno de mis hermanastros, Domingo, de 16 años, estaba guardando las cabras allí en el pueblo, y el mayor, Santiago, estaba en las minas. A los pocos días de comenzar la guerra (allí nadie sabía que había guerra porque vivíamos como animales), había venido con él otro de San Pedro de Altrón que se llamaba David. Ellos sí hablaban de la revolución y esas cosas pero durante el verano trabajaron en el pueblo, como todos. Hasta finales de septiembre se presentaron los falangistas de Benuza, Lomba, Silván y Sigüeya, que eran todos íntimos amigos de mi padre y cercaron la casa. Mi hermanastro no estaba, pero descubrieron a David y lo fusilaron en Puente de Domingo Flórez. Apartir de ese día mi hermanastro tuvo que hacer vida de topo: esconderse". Yél, que le ayudaba a sobrevivir, que le daba noticias de la familia, dejó de ser niño para ser enlace del maquis, una maldición en aquella Cabrera de la posguerra.

Yo tenía 14 años cuando aquello pero a mis hermanos no les quedó otra que vivir como topos
Sólo es un episodio, una explicación, la historia se repitió. «Un día vino uno de esos falangistas de Sigüeya, Eusebio (le llamaban Eusebín), que ya había estado preso por matar a uno antes de la guerra, y le prometió a mi hermana mayor que no le pasaría nada a Santiago si se entregabay se entregó. Nos avisaron de que lo iban a fusilar en Odollo, mi padre fue a ver a un amigo de Ponferrada que venía a cazar y pescar en Odollo, Mateo Valcárcel, pero ya habían avisado a mi hermano y se había escapado. Otro que no le quedaba más destino que vivir como un topo, escondido». Yal casi niño José Valle tratar de ayudarle, ser enlace del maquis.

"A finales de 1936 fue cuando pasó por allí Manuel Girón, fue a buscar a mi hermano, pero mi hermanastro ya estaba muerto. Cansado de la vida de topo se había pasado a Casaio en busca del famoso Manuel Arias, Bailarín...".

Tres hermanos perdió José Valle, aquel niño que no entendía casi nada de lo que le ocurría. "La vida continuó, yo me hice mayor, fui a la mili. (...) Girón tardó en venir por aquellas tierras pero cuando lo hacía ¿adónde iba a ir?Con nosotros, que nos conocía, sabía de nuestras ideas. Yo le avisaba, ‘ten cuidado que esto va mal’. Las fuerzas molestaban a otras gentes por allí, las torturaban y les hacían todas las perrerías del mundo".

La vida en La Cabrera era un infierno, no teníamos nada y a la guardia civil había que darles las ovejas 
Cuando ya había pasado tiempo y los de la partida de Girón habían muerto fueron a buscar a José Valle y a un hermano por unas municiones que les había dejado Girón. "Mi hermano lo negó todo pero ‘el traidor’ conocía todo al detalle. Lo llevaron al cuartel y allí le hicieron lo que quisieron. De allí aPonferrada y después a León. Estuvo año y medio preso y luego lo sacaron para el destacamento de Mora de Luna a trabajar, allí estuve dos meses con él. Y de allí vino muy enfermo y ya murió, a causa de todas esas cosas".

Valle era consciente de las dificultades que iba a tener en su pueblo y en La Cabrera, estaba marcado, a su casa seguía acudiendo Girón —"la última vez que lo vi fue el 19 de abril de 1951 y el 2 de mayo ya lo mataron"—y comenzó a salir a trabajar lejos de la comarca. Había pasado ya quince años, por eso José Valle Rodera siempre insistía en que «para mí, para muchos de nosotros, la guerra duro quince años, quince duros años".

"Empecé a salir a las empresas a trabajar. En el pantano de Peñarrubia estuve cinco años; y en el de Ribadelago, en Sanabria, otros tres, pero siempre con el punto de mira encima de mí, vogilándome. Yo era muy trabajador y ni me daba cuenta, pero me avisó un capataz: No te metas con nadie que van a por tí, vas para la cárcel".

Sus recuerdos de La Cabrera, a la que regresaba, eran muy duros, reales. "La vida en La Cabrera fue un infierno. A la Guardia Civil había que darle leña, carne, llevarle una oveja o un carnero o lo que tuvieras. Te lo comunicaba el presidente del pueblo y a llevarlo. Ysi daban un golpe los del monte a los infelices del pueblo les daban una paliza terrible. Pero yo digo la verdad, Girón también daba leña. Al que se metía con él lo cogía y lo machacaba. Era un infierno, La Cabrera era un infierno y la guerra duró allí quince años ¡Quince años!". Hasta que no aguantó más y a finales de 1962 se fue a Bélgica.
Archivado en
Lo más leído