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Cabeceras de comarca

12/02/2015
 Actualizado a 17/09/2019
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Los datos del padrón municipal a 1 de enero de 2014, comparados con los de 2012, esclarecen la tendencia de la población en León. La situación de nuestras cabeceras de comarca las agrupa en dos bloques: aquéllas que se encuentran en una de las aglomeraciones rururbanas de la provincia –la de León y la de Ponferrada–, y las que se encuentran fuera de ellas.

Entre las que se encuentran lejos de las ciudades destaca Villablino, que llegó a tener 17.000 habitantes en otros tiempos. En el último padrón ha bajado de los diez mil y mantiene una línea de descenso de 225 habitantes al año, lo que hará casi imposible a corto plazo, por cierto, el sostenimiento financiero de su ayuntamiento sin medidas extraordinarias. El resto de las villas de montaña como Fabero, La Robla, La Pola de Gordón o Cistierna también pierden peso y en ningún caso llegan a los cinco mil habitantes. En la zona llana, Sahagún parece haberse estancado en 2.800, lo que es una buena noticia, aunque su comarca alcance niveles de desertización preocupantes. El resto de cabeceras tradicionales ubicadas fuera de las zonas rururbanas no llegan a los 2.000 habitantes excepto Vega de Espinareda y Torre del Bierzo, y caen en general.

En el rururbano de León, el más grande de los dos –con 325.000 habitantes de los que una parte son zamoranos–, hay comportamientos dispares. Valencia de Don Juan se sostiene con tendencia al alza. Santa María del Páramo y Carrizo caen débilmente. Astorga, La Bañeza y sobre todo Benavides de Órbigo están perdiendo peso. Esto nos da una visión de conjunto en la que, si fuese posible mejorar la gestión municipal y la prestación de servicios, así como la oferta de empleo, se podría contener la emigración y mantener o ganar censados.

Por su parte, el rururbano de Ponferrada, con unos 120.000 habitantes, presenta una pérdida general de población que afecta a todas sus cabeceras, como Toreno, Bembibre o Villafranca del Bierzo y que llega a afectar a Cacabelos, cercano como está de la urbe ponferradina. Si importante es contener la sangría poblacional en el área de León, que forma el núcleo principal de la provincia por su tamaño, esencial es hacer lo necesario para que el Bierzo no debilite sus centros. Y eso es así porque debajo de cierto tamaño se pierde la posibilidad de fijar servicios y con ello las familias se marchan con facilidad, entrando en una espiral de desertización que ya conocemos en buena parte de la provincia. Por eso la diputación tiene que ser un agente proactivo para contener la sangría en las cabeceras más grandes.
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