eduardo-bajob.jpg

Búscate la vida

11/03/2020
 Actualizado a 11/03/2020
Guardar
Las cosas importantes, como el pan, han de ser del día, si no queremos que se echen a perder. Lo mismo sucede, por su trascendencia, cuando la enfermedad te llama y vives en un pueblo, tomando la medicación al primer síntoma, si encuentras un médico que te la prescriba.

En medio del caos y el pánico, el gobierno parece estar –estilo Rajoy– a lo de nunca llovió que no escampara, las aguas irán por su cauce, volverán las oscuras golondrinas. Eso sí, pero dejando un rastro de muertos.

Está el Dr. Sánchez, que no es una eminencia. La receta que nos emite desde su gabinete es de una vieja medicina, muy socorrida. Se llama ‘tranquilidad’, ‘tranquilina’ o algo así.Es barata y no tiene más riesgo para la salud que el hecho contraer la infección del virus corona. O esperarlo con tranquilidad y una ingesta de valeriana. Mejor esta última, que te amodorra y da paz.

Tranquilidad letal, la del gobierno para establecer un paréntesis en la prevención de la gravísima pandemia, por las manifestaciones feministas del día 8.Pero, como si admitiera su temeridad, a toro pasado prohíbe las grandes concentraciones. Mejor asumían su responsabilidad, tomando medidas más realistas que el derecho a ‘volver borrachas a casa’ porque, ante la enfermedad y la muerte, todos somos iguales. Pero, si algo define a este gobierno, es la gente frívola, ignorante, ansiosa de poder y cargos multitudinarios. Bien claro, el dicho popular leonés: ¡Cuánto ayuda el que no estorba!

Cuando en todo el mundo se han tomado precauciones, el ‘Doctor Sanchez’, finalmente, asoma las orejas y dice que está diseñando un plan, para gestionar esta pandemia, que empezará a aplicarse en pocos días –una eternidad–. Y la Calviño, otro plan para adquirir suministros sanitarios. Teniendo en cuentan que, al día de hoy, son1200 infectados y 28 víctimas mortales, uno no puede imaginar los que pueden ser en una semana.

La otra receta es quedarse en casa. También barata, porque la Sanidad Pública no aguanta. Ni lo hacía tampoco, antes de la pandemia, con sus eternas listas de espera, pueblos desasistidos y gente que fallece mientras espera en un ambulatorio ‘con tranquilidad’. Ahora demandan el personal y los medios, que ellos mismos se han encargado de eliminar, y miran para otro lado: a las privadas –con la banca detrás– queno quieren saber nada porque lo suyo es el dinero. No la plaga. Consejos vendo: Tranquiloy búscate la vida. ¡Todo el mundo quieto!
Lo más leído