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Bueyes mansos en Diputación

13/01/2023
 Actualizado a 13/01/2023
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Les llevo unas semanas hablando del alcalde de León y de por qué creo que es el mayor interesado en que León se vaya apagando y consumiendo entre las ruinas de lo que no hace tanto tiempo fue. Solo un tipo de político, que creyendo conocer la parte más negativa de nuestro carácter leonés, puede intentar sacar rédito electoral del llanto y del lamento. Un tipo de político que excusa su falta de gestión y su poca visión de futuro en cualquier cosa a su alrededor, me da igual Sánchez culpando a Putin, José Antonio Diez culpando a la Junta, o Díaz-Canel a los americanos. La excusa del mal estudiante.

Sin embargo, cada uno tenemos nuestra responsabilidad y en lo que se refiere a León, en la ordenación del territorio actual en la que la búsqueda de sinergias es fundamental, hay una administración clave que debería trabajar mano a mano no solo con los municipios de menos de 20000 habitantes, sino también con León, San Andrés y Ponferrada, no para asumir competencias impropias, pero sí para plantear un plan estratégico común. Me estoy refiriendo a la Diputación Provincial.

El mundo es tan competitivo que lo que hagan en Oseja de Sajambre, Riello, Balboa, Astorga o León (por ejemplo) tiene que responder de cierta manera a una estrategia común, un objetivo de que, lo que haga uno, redunde en beneficio del resto. Lo que sea bueno para León o Ponferrada será bueno para los pueblos de la provincia y todo lo que consigan los pueblos, beneficiará a León y Ponferrada. Juntos somos más y mejores.

Pero para ello deberíamos tener gestores con sentido común, con ganas y capacidad de trabajo y si es posible, que no se lleven a matar como le ocurre al alcalde de León y al presidente de la Diputación. Diputados que hayan salido alguna vez de Camponaraya, de Matanza de los Oteros, de Fabero… para ver por dónde se mueve el mundo más allá de Izagre.

Si por algo pasará a la historia el actual equipo de gobierno en la Diputación Provincial, es por su absoluta incapacidad de gestión. Me gustaría que cada leonés conociese a algún funcionario dentro de la Diputación que les pudiese contar, como me cuentan a mí, el caos en el que el partido socialista ha sumido a una institución fundamental para intentar revertir la sangría de la despoblación. Expedientes que tardan dos o tres años en salir adelante, planes provinciales cuyas convocatorias salen cuando el año está terminando, millones de euros que se comprometen presupuestariamente pero que nunca llegan a ejecutarse en los municipios, diputados que se niegan a repoblar los pueblos de sus propios municipios, sentencias judiciales que les hacen responsables del mantenimiento de carreteras, parques de bomberos comarcales que nunca terminan de ejecutarse mientras los incendios se suceden…

Un auténtico despropósito donde el grupo de diputados y diputadas que gobierna la institución, tienen menos empuje que una manada de bueyes mansos y que por pura pereza y capacidad de trabajo, por no salir, no salen ni en las fotos.
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