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Buena o mala suerte

28/12/2016
 Actualizado a 14/09/2019
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Este sábado termina el año, pero no se trata del final, sólo de otra vuelta al estadio. Debido a esta confusión entre finales, somos muy dados a hacer balances en estos días y abrimos el álbum de lo bueno y de lo malo que nos ha pasado. Sin embargo, yo creo que balancear es una ocupación estéril, al menos para los humanos, pues nos faltan datos, ignoramos los algoritmos que relacionan hechos y la tabla de tiempo sobre la que valoramos es demasiado exigua para comprender.

Cuenta un cuento chino la historia de un caballo que escapó del establo de un pobre campesino. Le fueron a avisar y le compadecían por su mala suerte, pero el anciano respondió: ¿Buena o mala suerte? Es demasiado pronto aún para saberlo. Semanas después el caballo regresó acompañado de otros équidos. Los vecinos hablaron en esta ocasión de buena suerte y el anciano labrador les respondió lo mismo. Demasiado pronto para saber. El hijo cayó del caballo y se fracturó la pierna. Le fueron a informar de la mala suerte. Y lo mismo otra vez: demasiado pronto. Se declaró una guerra y el hijo no fue por estar convaleciente. Esto sí que era buena suerte, pero el padre no cambió. Era demasiado pronto para saber si era buena o mala suerte. No creo que estemos preparados para hacer balances, no lo creo por nuestra incapacidad para dilucidar con mirada profética qué consecuencias y qué derivadas tendrá para nosotros aquello que nos ha sucedido. Nunca se sabe, solemos decir y es lo más sabio que podemos decir.

El domingo comienza un nuevo año y ese instante frontera entre lo viejo y lo que llega, rodeado de uvas, es el momento preferido para pedir deseos. Sobre los deseos tengo las mismas sospechas que sobre los balances, nos faltan muchos datos, somos como niños que no sabemos discernir entre lo bueno y lo malo para nosotros mismos y, como advertían los clásicos, a veces los dioses castigan a los hombres concediéndoles sus deseos.

Sin embargo, como no soy un sabio campesino chino y está en mi código genético desear, presiento que el 2017 va a ser un buen año, el amor está en el aire y en las librerías estará mi nueva novela.A ustedes les deseo que tengan salud y buen humor para seguir leyéndome cada miércoles.

Y no olviden que la fortuna favorece a los audaces.
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