Buen viaje Lujacarle

06/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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No hay cosa más triste que la noticia de un amigo que nos deja, que supuestamente trasciende a una mejor vida, aunque a Lujacarle todo esto le daría igual, sus creencias iban más allá de las meramente impuestas por la sociedad. Con la noticia de su fallecimiento, me viene a la memoria aquellas reuniones de tres, compuestas por otro gran amigo, Xen Rabanal. Lujacarle o el caminante como seguramente le podrán conocer ustedes, un tipo con aspecto peculiar y carácter benevolente, cuyos ropajes ya hablaban mucho de él y a sus espaldas una vida cargada de experiencias. Pintor, poeta y escritor de esos que parece que nadie hace caso, porque la cultura a veces es lo que tiene, mucho elitismo y muy poca empatía. Lujacarle con mucho cariño siempre me echaba la bronca, «soy como tu padre» decía, en un intento por transmitir parte de su sabiduría, entre risas, abrazos y como no, cigarrillos de liar con un buen vaso de orujo blanco. Me alegró ver como abandonó su zona de confort y sus primeras apariciones en el Ágora de Poesía, que nos llenaba de alegría a quien bien le conocíamos. Así es, nunca conocemos bien a la gente, pueden más los prejuicios, y a determinadas personas mejor no acercarse, pueden versar algunos de ustedes. El Pachamama por bandera, la espiritualidad y muchos acertijos sobre el ser humano creaban sobre la persona un empoderamiento místico, que solo a muy pocos se atrevía a transmitir. Ahora se lo importante de aquellos cafés, del personaje, por que las cosas en la vida no suceden así, sin más. No vayan a pensar que le conocían por unas apariciones poéticas, o por su publicación, no al menos como le conocimos Xen y yo, pero de esto ya es tarde, pueden arrepentirse de no haberlo hecho antes, y aunque así lo parezca, nunca sabemos quien tenemos delante. Amigo, bien sabemos que tu idea de un dios está en la madre naturaleza, en la Pachamama y allí estarás presente, que tengas buen viaje, regresas a esas partes de tu enseñanza, a la vida en el más allá vista por los místicos, los chamanes y los pueblos ancestrales, ahora, convertido en uno, sigue tu camino, ya sabes donde debes ir. Luis Javier Carro, el caminante o el último buhonero, no se olviden ustedes de quien transitó esta vida, con muy fortuna, eso sí, pero con gran pasión, aquel que dejó un legado y es nuestra la obligación que no se pierda en el camino, y al igual que Antonio Machado, caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Caminante no hay camino sino estelas en el mar. Por ti amigo.
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