Bucarest 24 - Abanca Ademar 28: 'Este muerto está muy vivo'

El conjunto leonés recupera su mejor versión y logra vencer en Rumanía con un sensacional Biosca y un Juanjo decisivo en ataque

Jesús Coca Aguilera
15/10/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Juanjo Fernández frena a Gayduchenko en una acción del encuentro. | D. BUCAREST
Juanjo Fernández frena a Gayduchenko en una acción del encuentro. | D. BUCAREST
Mientras al Abanca Ademar le queda un hilo de vida, nunca se rinde. Ni en un partido ni en una competición. Forma parte del ADN de este club, de la esencia que le ha hecho grande, de la filosofía que Rafa Guijosa ha conseguido impregnar al equipo. Y este domingo volvió a demostrarlo.

Acudían a Rumanía en un mal momento de juego, con cuatro derrotas en los últimos cinco partidos. Conscientes de que, pese a ser la quinta jornada de las diez que conforman el grupo, perder suponía prácticamente quedarse fuera. Y en esa situación, contra las cuerdas del ring, los leoneses recuperaron su mejor versión y con ella sus opciones de clasificación.

Este muerto está muy vivo. Porque, tras una sensacional primera mitad, en la que cogieron una renta de cinco goles con la que luego supieron jugar, y con un Biosca sensacional, el Abanca Ademar consiguió imponerse por 24-28 al Dinamo de Bucarest y vuelve a estar a dos puntos del segundo puesto.

Con 24-26 a falta de minuto y medio Juanjo, que salió de inicio en ataque, sentenció con un gol desde 9 metros Una dosis de esperanza. Una vuelta a los orígenes. Un triunfo de casta, de acierto, de revolución. Movió piezas Guijosa y le salieron bien. No sólo en portería, donde Cupara estaba siendo el habitual en ‘Champions’ con un gran rendimiento, pero fue Biosca el elegido con una respuesta espectacular y múltiples paradas en lanzamientos claros y momentos decisivos. También en el lateral izquierdo, donde Juanjo Fernándezfue titular y jugó prácticamente todos los minutos en ataque en lugar del fatigado Costoya, completando una gran actuación y marcando el gol decisivo a minuto y medio para el final.

Porque, tras haber llegado a ir cinco arriba en varios instantes de la segunda mitad, y ganar 22-26 cuando sólo quedaban diez minutos por delante, el Dinamo aprovechaba el único momento de sequía que tuvieron los leoneses en todo el partido para meterse de lleno en él y ponerse 24-26.

Los nervios aparecían en los leoneses, que fallaban ocasiones claras para sentenciar. Porque, con ese resultado, Juanín marraba un penalti forzado por Rodrigo. Juanjo Fernández, tras una recuperación atacando los rumanos sin guardameta, fallaba a portería vacía al írsele arriba su lanzamiento lejano. Pero a la siguiente, el manchego no volvió a fallar.

Los colegiados turcos cortaron la agresividad rumana con 3 exclusiones en los primeros 6 minutos Tras una gran defensa que provocaba que el tiro desde nueve metros de Boskovic se fuera arriba, el Ademar tenía un ataque que valía dos puntos. Quedaba un minuto y medio y los árbitros avisaban de pasivo. Y Juanjo asumió la responsabilidad. Como si no hubiera pasado el tiempo desde que era la referencia ofensiva del Cuenca. Como si no acabara de reaparecer tras una grave lesión. Como si no estuviera en juego el futuro europeo del Ademar. Se levantó en el aire, soltó el brazo y colocó el 24-27 que decidía el partido, pues además en la rápida acción siguiente Biosca continuaba su recital con otra parada.

Ahí se decidía el triunfo. Pero este se cimentó en el inicio. Salieron como un tiro los leoneses y, en un factor decisivo, cortaban muy pronto los valientes y correctos árbitros turcos la agresividad, rozando en ocasiones la violencia, con que se imprime cuando se lo permiten la defensa rumana.

En los seis primeros minutos, el Bucarest ya había sufrido tres exclusiones. Y el Ademar aprovechaba esos minutos en superioridad para cerrar su portería (recibía sólo un gol en los primeros ocho minutos) y ponerse pronto tres arriba.

De la mano de Vieyra, Juanín y Juanjo en ataque, y de Biosca atrás, el Ademar se fue de 5 en la primera parte Que el 6-0 funcionara atrás no era noticia. Ver el ataque tan fluido y lleno de acierto, dados los precedentes, sí. Juanín, muy activo y queriendo ser protagonista, marcaba cinco de los ocho primeros goles leoneses. Vieyra, buscando siempre la penetración y encontrando portería, hacía que los laterales rozaran la perfección, pues Juanjo ya había comenzado también a soltar el brazo y entre el argentino y el manchego hicieron 7 de 7 en sus primeros lanzamientos.

¿La consecuencia? Que la diferencia se disparara hasta los cinco (8-13) y fuera de cuatro (13-17) al llegar al descanso. Una buena renta, pero ni mucho menos definitiva. De hecho, pronto se vio que en la segunda mitad iban a cambiar las cosas.

Se iba el Bucarest a una defensa 5-1 y, como era lógico, mermaba el nivel de acierto en ataque de un Ademar al que ya no le gustaba tanto la pinta del encuentro y que veía cómo los rumanos se ponían mucho tiempo después a sólo dos (18-20) sin que un tiempo muerto de Guijosa hubiera hecho efecto.

El Bucarest, que llegó 4 abajo al descanso, se puso pronto 18-20, pero nunca consiguió bajar de 2 goles la diferencia Vejin encadenaba errores. Biosca sostenía la ventaja leonesa con sus intervenciones. Y Costoya hacía su primera aparición en el choque. Pero, quienes eran decisivos para que los rumanos nunca se llegaran a poner a un gol, eran Vieyra y Jaime. El argentino volvía a pista y marcaba dos golazos seguidos. Y el extremo, como siempre muy activo en defensa y más valiente de lo habitual en ataque, donde además tenía acierto, forzaba una falta en ataque y marcaba luego tras fintar a su par en estático para colocar el 21-25.

Aún se volvió a apretar. Pero apareció Juanjo. Y sentenció el Ademar. El primer ‘match ball’ está salvado. Tras el parón de dos semanas sin ‘Champions’ llegará un doble duelo en el Palacio ante Bucarest y Gorenje en el que tampoco habrá margen de error.
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