09/10/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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La Deportiva dio un primer paso hacia su recuperación a domicilio en Los Pajaritos. Tras tres partidos y medio de la nada más absoluta lejos del Toralín, el amago de reacción durante la segunda parte ante el Numancia demuestra que aunque las cosas sigan sin salir como le gustaría a jugadores y cuerpo técnico, hay margen -e intención- de mejorar.

Ahora solo queda esperar que estos brotes verdes crezcan y no se pudran. Echo en falta aquel equipo valiente que salía dispuesto a coger el toro por los cuernos y tratar de llevar la iniciativa también lejos de su estadio. Aunque ‘cornadas’ como las de La Romareda (4-1)o Montilivi (3-0) hicieron madurar a Manolo Díaz tanto en sus planteamientos como en los cambios, en el camino hacia una mayor solidez defensiva el conjunto berciano se ha dejado la ‘chispa’ en ataque que le convertía en un rival peligroso independientemente del resultado.

La suplencia de Yuri la temporada pasada, con un Rubén Sobrino -ese que está en ‘búsqueda y captura’ en Girona- voraz y Acorán en estado de gracia, era relativamente comprensible, y muchos de los goles del brasileño llegaron cuando los zagueros estaban ‘blanditos’ después de una hora resistiendo las embestidas del ariete manchego.

Pero los tiempos han cambiado. Dejar al brasileño, autor de cinco de los seis goles de la Deportiva este año, durante más de una hora en el banquillo con la evidente falta de puntería de sus compañeros supone reaccionar demasiado tarde y hacer estéril la mejoría global en el apartado defensivo.

Casualidad o no, los mejores minutos de los blanquiazules fuera de casa llegaron con él en el campo. Si el brasileño sigue tan enchufado como hasta ahora, encuentra socios y suma un ‘plus’ de trabajo, los resultados no tardarán en llegar.
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