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Braganza y el consejero

14/01/2021
 Actualizado a 14/01/2021
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La vía rápida León-Braganza está considerada una conexión crítica para el desarrollo territorial de esta provincia. Es así porque reduce la distancia en el recorrido de los camiones en el importante corredor de mercancías Oporto-Gijón. Esto supone ahorros de combustible, reducción de costes y menor huella ecológica. Para la proyección económica de Braganza, Puebla de Sanabria, La Bañeza, Santa María del Páramo y el área metropolitana de León es fundamental. La apertura marcaría un antes y un después, ya que traerá aportaciones nuevas a los flujos económicos del noroeste y la ruptura del fondo de saco que configura la frontera hispano-lusa en la zona.

A pesar de ello y del acuerdo de los agentes sociales, la vía ha sido postergada por decisiones políticas, con el papel activo de sucesivos consejeros de fomento de la Junta de Castilla y León, así como con la inhibición de los ministros coetáneos del ramo. Dado que se trata de un corredor transfronterizo podría asumirla el Gobierno Central, pero se trazó sobre vías autonómicas, por lo que, en principio, sería la autonomía quien habría de correr con la ejecución en el lado español.

En consecuencia, hay intereses encontrados: el de la sociedad, que aprecia la importancia de esta vía y el de los políticos, que no la acometen. Este desencuentro pone en evidencia cómo la política puede actuar en contra de los intereses ciudadanos, desviando la atención sobre una obra esencial para el desarrollo global de un área. En este caso emerge sin rodeos lo que supone la invisibilidad de la Región Leonesa por la acción directa de la Junta castellana. Si las comunicaciones transfronterizas son estratégicas para la Región Leonesa a lo largo de la raya, para Castilla y su Junta solo prevalecen aquellas que les puedan beneficiar. No existe otra explicación plausible para que, tras años de trabajos e informes a favor de esta autovía, tras décadas de declive económico en sus áreas de impacto, no se haya construido.

La asignación de fondos europeos del programa Next Generation EU –conocido en España como fondo de resiliencia europeo– va a permitir la liberación de compromisos económicos gracias a la cofinanciación. Esta oportunidad debería ser aprovechada por el Consejero de Fomento para ejecutar la conexión Puebla de Sanabria–frontera hispano–lusa y sus tramos posteriores. Teniendo en cuenta que las elecciones autonómicas tendrán lugar dentro de dos años y medio aproximadamente, los trabajos han de iniciarse ahora, si existe voluntad real de abrir esta nueva vía. De lo contrario, tendremos otro consejero leonés demonizado por su ataque a los intereses de León.
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