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Bosquimanos cribados

15/02/2021
 Actualizado a 15/02/2021
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Hace cinco, seis años entre los programas de televisión que estaban de moda se encontraban los de supervivencia. Exmilitares y aventureros varios nos enseñaban a sobrevivir unos días en un medio no urbano hasta encontrar una carretera o un río que nos guiara a la civilización. Mi favorito era ‘Naked & Afraid’ (se tradujo por ‘Aventura en pelotas’, en lugar de desnudos y asustados), un concurso en el que una pareja tenía que arreglárselas durante tres semanas en un desierto, una selva o cualquier otro entorno similar, desnudos, con un machete y un pedernal. Recuerdo a un tipo que se quedó solo en un paraje remoto de Florida y se hinchó a cazar cocodrilos, hasta se hizo un medio chalé con cañas y hojas, parecía que hubiera podido vivir allí permanentemente sin ningún problema. Igual no fueron tan populares, sino que a mí me calaron más hondo. Como fuere, yo iba por el monte o el río pensando que no sería difícil encontrarme a algún imitador de los participantes, aunque seguramente no fuera en pelotas. Tampoco es descabellado, bosquimanos ha habido siempre. Resulta aún cercano el ejemplo del maquis.

Junto con los programas de supervivencia, han tenido su momento los de mascotas y los de reformas y negociaciones inmobiliarias, lo que me hace percibir cierta evolución: La parrilla televisiva nos lleva de la caza de animales en estado salvaje a la domesticación más refinada y de ahí a necesitar más espacio para el cuarto de la colada y un pequeño despacho con vistas a un jardín.

Desde hace un año se ha mezclado todo y, principalmente, los perros se han convertido en un recurso de supervivencia para escapar del pequeño despacho con vistas al radiador y las selvas o los desiertos se consideran –o deberían considerarse– menos hostiles que parques y avenidas.

Puede que esté cerca el momento en el que me encuentre con esos nuevos bosquimanos. No sería extraño que me uniera a ellos, si tienen PCR negativa, claro.
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