13/03/2015
 Actualizado a 10/09/2019
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La gran variedad de formaciones vegetales con la que cuenta la comarca del Bierzo no son consecuencia únicamente de su variada fisiografía a caballo entre dos zonas climáticas, mediterránea y atlántica, sino también de la intensa transformación del paisaje vegetal que ha ejercido el hombre a lo largo de varios milenios. El campesino intentó buscar sinergias entre los bosques, la ganadería y la agricultura para conseguir lo mejor de su territorio. Las actividades agrarias y forestales se integraban, relacionaban, complementaban creando un paisaje sinérgico.

El término sinergia proviene del griego, synergo, que significa «trabajando en conjunto». El campesino tenía claro que el efecto de integrar actividades es muy superior a la suma de los efectos individuales, es decir, cuando se consiguen sinergias 2+2 sumarán 5. Pero ¿podríamos hoy conseguir como nuestros antepasados sinergias productivas?

El futuro productivo de muchos espacios rurales pasa sencillamente por investigar sinergias. Como afirmaba Pauli: «No pidamos más a la Tierra, hagamos más con lo que la Tierra nos proporciona». Por ejemplo, ¿podríamos buscar sinergias entre alcornocales, sotos de castaño y viñedos?, ¿sabríamos elaborar un ‘vino total’ a partir de la conjugación de todos ellos? Decía Álvaro Palacios que un gran vino, de dimensión espiritual precisa, bella y única, se consigue con la sintonía entre un espacio y un tiempo. ¿Es posible aunar la mencía de cepas viejas, la crianza en una barrica de castaño con un tapón de corcho del zufreiral berciano?

La utilización de barricas de castaño sin tostado está proporcionando muy buenos resultados al vino. Distintas experiencias están demostrando que estas barricas mantienen las propiedades de la uva, sin interferencias de olores tostados propios de los procesos de fabricación de la madera. Además, los vinos presentan aromas y sabores dulces, sin astringencias externas al propio vino, con ausencia de signos de envejecimiento por oxidación. Las duelas de nuestro jóvenes castaños tienen un prometedor futuro.

El corcho berciano que quizás en un futuro alcance la calidad necesaria para un buen tapón tiene una gran importancia cultural. Don Perignom en el siglo XVII al observar que los peregrinos tapaban sus calabazas con corcho copió la idea para cerrar sus botellas. El corcho de aquellas primeras botellas posiblemente procedería de los alcornoques del Bierzo, única zona del Camino de Santiago donde abundaba esta especie. Algún día el vino unirá de nuevo nuestro bosque y nuestros viñedos.
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