Borrón y cuenta nueva

Año 20-20. Podríamos pensar en algo nuevo. Año nuevo vida nueva, nuevo como ¿Un nuevo concepto de mujer? Nuevo como otras concepciones que se presentan por sorpresa, como si hubiesen estado ahí toda la vida, pero que no nos habíamos parado a analizar

Mujeres por la Igualdad
19/01/2020
 Actualizado a 20/01/2020
Es la sociedad la que debe ser consciente del mensaje que quiere que presida sus vidas.
Es la sociedad la que debe ser consciente del mensaje que quiere que presida sus vidas.
Finalizamos el año 2019. Porque nos gusta limitar nuestros tiempos y sentimos el peso de ciertas personas que incitan a que se tambalee nuestra identidad como mujeres, o mejor; que se han propuesto dominarla para darle un nuevo enfoque, el de progenitores gestantes, porque la identidad de mujer puede ser totalmente anulada y ser representada por progéneres que no tendrían en cuenta esta identidad que nos acoge: MUJER. Así, muerto el perro, se acabó la rabia. Si no existen las mujeres, ya no podríamos hablar de violencia contra las mujeres por el hecho de serlo y todo quedaría zanjado; fin del problema…

Por debajo de todo este debate fálico, se mantiene bien abonado el terreno de la desigualdad y, estos pesticidas que le vamos añadiendo, hacen que los conceptos rancios de patriarcado se reproduzcan como productos genéticamente manipulados (que en apariencia tienen tan buen pinta).

Los asesinatos se han ido sucediendo pero el feminismo se mantiene sin fisuras. No vamos a reflejar el número de mujeres asesinadas, de niñas y niños huérfanos o asesinados; las víctimas somos todas. Es por eso que no debemos hacer un borrón y cuenta nueva, porque esta cuenta no ha tocado a su fin. Nos hemos encontrado, estrenando el año, otro asesinato machista, un hombre mata a su mujer y a la hija que juntos habían creado. No hemos sido capaces de frenar esto … y mientras, estamos encajando la forma de poner fin a la prostitución, los vientres de alquiler, debatiendo si debemos o no debatir…

Todo es abono para la jauría que gestiona el proceso patriarcal. No podemos señalar con el dedo , aunque sabemos que son nuestros representantes políticos los que deben dar pasos decisivos para frenar este sinsentido. Los representantes políticos, los jueces, los líderes religiosos. Pero, muy a nuestro pesar, nos seguimos encontrando realidades como la pederastia engendrada y dirigida por hombres malos, perversos y acomplejados, muchos de ellos escondidos bajo sotanas que predican un mundo mejor y nos restriegan los pecados capitales que debemos tener controlados para evitar caer en las garras de Satán. Aunque suene a un cuento fantástico, os puedo asegurar que la realidad supera la ficción.
Realidades como la de los proxenetas que incitan a sus mujeres (de su propiedad) para que soliciten el reconocimiento a su «profesión», osea, legalizarla, con la intención clarísima de complacer al putero. Y trasladarlo al debate sociopolítico de mayor actualidad, porque ellos lo valen.

Realidades como los embarazos comprados. Descendencia a la carta, sin despeinarse. Todos estos lobbies que normalizan el despiece del cuerpo y la psique de la mujer por el hecho de ser mujer, o mejor por el hecho de no ser hombre o por el hecho de haber estado siempre como seres serviles, productos de consumo a disposición, con la posibilidad de usar y tirar. Y ¿quién se resigna a perder ese grato privilegio?

Realidades como la niña violada por los ex-jugadores de La Arandina y violentada por gran parte de la sociedad, porque no les ha gustado la sentencia… que por cierto, veremos en lo que quedará; porque, al final, entre unas cosas y otras, se van minimizando las culpas y acabamos jugando una partida de parchís; como hubiera hecho cualquiera de los jugadores de La Arandina si la violación hubiese ocurrido hace 15 años.

Igualdad, justicia, transparencia, erradicación de la pobreza, salud y bienestar, hambre cero, trabajo decente, crecimiento económico, paz, justicia, instituciones solidarias, producción y consumo responsable, educación de calidad; todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU en su agenda 2030.
Todas estas palabras se pueden quedar vacías, necesitadas de sentimiento y de razón.

Tantas veces nombradas,tantas veces reivindicadas, bailadas, cantadas, representadas… como guerrilleras sociales, despreciando las acciones bélicas que anularían la verdad por la que tantas y tantas mujeres del mundo nos sentimos unidas y lanzamos al aire con nuestros cuerpos y a través de nuestra voz.

Nuestra fuerza es la palabra, la exigencia, la rebelión, el ánimo, la insistencia; pero todo ello se queda hueco si no vacunamos a nuestras hijas e hijos, y a nosotras mismas.
La Educación. Se nos llena la boca con esta bonita palabra, que no acaba de llegar. No es una charlita o un tallercito en el ‘cole’ para los nenes y nenas, que vayan viendo… Es algo más que debe inculcarse con la fuerza de un tsunami, que ya está bien de esperar y poquito a poco… Y luego van y nos quieren deshacer todo lo tejido y volverlo a la madeja. Hombres y mujeres adiestrados que sin pestañear, se erigen salvadores de la humanidad, de la ética y de la moral e imponen su obsoleto catecismo, que aunque viejo, el miedo con el que ha sido engendrado tiene la fuerza suficiente para sujetar y mantener las acciones, pensamientos y omisiones machistas.

Hombres y mujeres que se ríen en los hemiciclos, a carcajadas, ridiculizan actos que vienen a dignificar y a ponderar la lucha por la igualdad y, muchas personas que han estudiado ese mismo catecismo con la misma presión y conciencia, creen que, a lo mejor tenemos que seguir como estábamos, porque si no, las cosas se pueden salir de madre.
¡Qué mal consejero es el miedo! Que nos asusta y bloquea, que impide seguir nuestra intuición, que no es otra que el degustar las mieles de la vida con libertad, sin prejuicios.

El miedo a luchar por la igualdad, no vayan a llamarme loca o feminazi.
El miedo a no gustar, porque si soy rebelde, no estoy tan sexy.
El miedo a que me dejen de querer, porque ¡Ya tenéis bastante!
El miedo a que señalen a mis hijas o a mis hijos, a mi madre…
El miedo al fracaso, porque a lo peor, esto no llega a nada.
El miedo a ser mujer en la concepción de sexo, género e identidad.
El miedo…

Todas sabemos lo que queremos, otra cosa es que nos atrevamos a decírnoslo a nosotras mismas.  Como no es una cuenta nueva, seguimos sumando acciones. Se ha escuchado nuestro grito en Pamplona, en Manresa, en Aranda, en tantos y tantos lugares, donde la violación ha venido siendo un atractivo más de la diversión. Donde la culpable era ella por estar donde estaba y en las condiciones en que se encontraba y… con las pintas que llevaba…Manadas que siempre han estado ahí, en la juventud de mi abuela, en la de mi madre y en la de mis hijas y, posiblemente en la de nuestras nietas.

Este año seguimos, no es un comenzar de nuevo, seguimos tirando de la cuerda para equilibrar la balanza, la justicia que ya no nos puede preguntar qué llevabas puesto. Seguimos callando las intimidaciones denunciando a los agresores, exigiendo ser visibles en la historia, en la política, en los puestos directivos de las empresas, compartiendo las tareas con nuestras compañeras y compañeros, analizando la educación de nuestras hijas e hijos, tomando decisiones impopulares, deseando y usando el sexo sin represión, modelándonos a nuestra imagen y semejanza. Y todo ello lo conseguimos porque sentimos que somos muchas las que nos apoyamos, que,de verdad tenemos más fuerza y que no nos vamos a quedar solas si nos decidimos a plantarnos como mujeres libres y diversas.

Por eso no podemos dar un paso atrás ni plantearnos que debemos comenzar a contar de nuevo, porque arrastramos futuros frutados, cuerpos rotos y mancillados, ideales proscritos, humillaciones actualizadas y legalizadas, amores expirados, ilusiones truncadas. Todas estas razones tienen tanta fuerza y son tan exigentes como las nuestras propias. Porque el feminismo se fragua así. El feminismo representa las mártires que dejaron su vida sin ser comprendidas y, en muchas ocasiones culpabilizadas aun siendo asesinadas. Por eso todas estamos presentes en esta lucha que nada borra y en la que todas contamos.
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