Dicen que la técnica es relativamente sencilla: el hilo de oro no se enhebra en la aguja, sino que se pasa por encima de la tela, y es sujetado a puntadas; y que no es especialmente difícil –todo el mundo puede aprender– aunque, eso sí, requiere mucho tiempo. Y paciencia.
Además, el taller es gratuito. Los participantes bordan para la cofradía: esta facilita los materiales, incluido el hilo de oro –que no es precisamente barato–, siendo después la destinataria de los trabajos finalizados. No obstante, quien así lo prefiera, puede trabajar para sí mismo, comprando en tal caso sus propios materiales y realizando bordados para su uso particular.
Gracias a este taller, el Gran Poder va contando, poco a poco, con trabajos que necesita. Durante estos años, de aquí han salido, por ejemplo, el banderín de su agrupación musical o el atuendo de la Virgen del Pozo; y actualmente se está trabajando en un manto para la Virgen del Gran Poder.
Con Melchor al frente
Más allá de la coordinadora del taller, Pilar Cachán Herreras –seise de los pasos de San Juan y las Marías, y camarera de la Virgen del Gran Poder–, al frente del mismo se encuentra Melchor Gutiérrez San Martín, un leonés de Galleguillos de Campos que ha dejado su huella en la Semana Santa con sus imágenes, sus tronos, sus trabajos en cuero repujado, sus adornos florales… y sus bordados.A bordar –que, por cierto, él mismo dice que no le gusta, más allá de diseño, dirección y montaje– aprendió con apenas 15 años en la Escuela de Artes de Palencia. Y comenzó a realizar talleres como este hace ya más de dos décadas en la localidad palentina de Venta de Baños, en donde reside, y desde donde se desplaza para este taller cada quince días –un viernes sí y uno no– hasta la capital leonesa, a un aula que cede el Ayuntamiento en la residencia para personas mayores Virgen del Camino; un taller que, por cierto, alterna con otro que se lleva a cabo en Valladolid. Y por el que no cobra ni un solo euro.