Bodas de oro de la "pica en Francia"

Este fin de semana se reúnen en León los integrantes del mítico quipo juvenil de los Maristas que hace 50 años se proclamaron subcampeones del Mundial Escolar en Burdeos

Fulgencio Fernández
29/04/2023
 Actualizado a 29/04/2023
La expedición a Burdeos con el entrenador, Víctor Martínez, arriba a la derecha de la intérprete.
La expedición a Burdeos con el entrenador, Víctor Martínez, arriba a la derecha de la intérprete.
En el patio de los Maristas, de cemento entonces, el balonmano era una especie de rey, al que había que dejar las canchas, los mejores horarios para entrenar, a cuyo equipo iban a parar jugadores que destacaban en otros deportes, desde el rugby (César, por ejemplo), al baloncesto o el balón volea, que se decía entonces...

En aquellas canchas de cemento entrenaban horas y horas equipos de todas las categorías bajo la mirada de un hermano Tomás al que no le gustaba que el pivote o los extremos se vendaran o pusieran rodilleras para caer en el cemento. Quería que se «hicieran hombres», era su expresión favorita. Eran otros tiempos, exactamente hace 50 años.

La prensa deportiva francesa titulaba ‘Finale latina: France Espagne’ pues los Maristas eran el equipo español allí Y es que en aquel 1973 aquel deporte rey que era el balonmano se convirtió casi en una religión. Primero el equipo cadete (allí andaba Juan Arias, Estrella, Algorri...) se proclamó Campeónde España pero la traca final fue cuando los juveniles viajaron a Francia (a Burdeos), representando a España en el Campeonato Mundial Escolar y regresaron como subcampeones, perdiendo tan solo en la final con los anfitriones, Francia, en un partido que la prensa deportiva francesa anunciaba como ‘Finale latine: France-Espagne’.

Al primer partido salieron descalzos, para protestar por el mal material deportivo y ya les dieron unas Adidas Aquel equipo se convirtió en el rey del patio. Los chavales hacían corrillos alrededor de los ‘subcampeones’ para que repitieran una y otra vez el más mínimo detalle de cada partido, hasta lo simpática que era Francoise, la intérprete que les pusieron, pese a que había viajado el hermano Saturnino, que era el profe de francés. En aquel colegio ya no se estudiaba la lista de los reyes godos sino los nombres de los Carlos Torío, Valentín Diéguez Cabero, Gustavo Losa, Alfredo Sahelices, PedroDíaz Alberdi, Luis Burgueño, Cienfuegos Cantalapiedra, Evaristo del Canto, Mallo Carranza, José Luis González Joe, Tolo Antoñanzas, Beni Castro, José Luis (Pepón)García Sánchez, MaximinoRobles Díez, José Antonio G. Laiz y César, que era más joven pero acompañó al grupo, que comandaba el profesor de gimnasia, Víctor Martínez. Eran todavía los años del plinto y la asignatura ni se llamaba Educación Física. No eran favoritos, ni mucho menos. Tal vez ello explique que no fuera al frente de la expedición el hermano Tomás, que prefirió algún sector de otras categorías.

Las anécdotas se sucedían en el patio y se contaban en las clases. Las carreras de Joe y Beni; los zambombazos del fallecido Sahelices o el asturiano Gustavo Losa, un tipo simpático, de familia futbolera en Mieres, que no callaba ni para tirar a puerta; los malabares de Burgueño, que convirtió un defecto en el codo en bondad hasta el punto crearse un trofeo especial para él, el de mejor repartidor de juego; las peleas de Pepón y Mallo en el pivote, ya con rodilleras, Maxi, siempre sacrificado y disciplinado, hasta el punto que a nadie le extrañó que aquel chaval de Llombera acabara siendo general de nuestro ejército... yTolín y Laiz evitando misiles de todos los países.

El viaje lo hicieron en el autobús que les cedió la Cultural y solo perdieron un partido, la final con Francia Pero también la protesta que protagonizaron saliendo desclazos al primer partido por las pésimas zapatilla que les habían dado... y se las cambiaron por unas Adidas, menudo lujo, como el autobús en el que viajaron, que era el de la Cultural.

Precisamente Tolo Antoñanzas es el gran responsable de reunir hoy en León a aquellos que pusieron la pica en Francia para celebrar las bodas de oro de la gesta. Un encuentro que tiene que comenzar con una visita al Colegio ya sin patio de cemento y un recuerdo para los que ya no están de aquel grupo: César, Sahelices, Mallo y el hermano Tomás, que aunque no fue en la expedición cualquiera lo deja afueraen una celebración de balonmano.

Este sábado se reúnen en León, con las ausencias de los fallecidos, César,  Sahelices, Mallo y el hermano Tomás Higarza Aquellos chavales andan repartidos por medio mundo, algunos ya jubilados (hace 50 años): Maximino, general ya en la reserva hizo su vida en Madrid; en Asturias Laiz (en el Berrón) y Gustavo (Mieres); Alberdi en su Cantabria natal; Burgueño era ganadero en Burgos; Tolo industrial en León con los almacenes que llevan su nombre; Pepe Sánchez, pagaba las nóminas a los obreros de la Vasco, cuando los había; Joe se dedicó a la enseñanza; Torío y Beni Castro son médicos (Beni lo fue del Club), Evaristo del Canto presidió Caja España... y algunos apellidos siguen presentes en la vida diaria del Ademar, pues Juan Castro es hijo de Beni y Mario López de Suso, que no estaba en este grupo pero sí fue de ‘la familia balonmanera de Maristas en aquella época’.

Ya se han reunido en otras ocasiones en los últimos años, primero para celebrar el primer campeonato de España de esta misma generación pero estacelebración, estas bodas de oro, saben que son muy especiales, como lo fue el hito que marcaron pues, se podría decir aquello de «allí empezó todo», al menos a nivel de leyenda.

La leyenda de la pica en Francia.
Archivado en
Lo más leído