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Bienvenido, míster Villanueva

15/02/2015
 Actualizado a 17/09/2019
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Conocí a un jefe de obra que me confesó que, cada mañana, de camino al trabajo, escuchaba a Federico Jiménez Losantos para llegar bien a tono, para que se le hinchara la vena con razonamientos siempre argumentados con la sangre de los 200 muertos en Atocha y barbaridades de ese calibre, para que así escucharan sus voces, cargadas de rabia, desde los alicatadores a los fontaneros. Ahora dicen que salimos de la crisis, pero quedan síntomas demasiado evidentes de que nos mienten: ya no queda nadie en el andamio, los jefes de obra están escribiendo novelas y esta semana escuché a Jiménez Losantos, que no se cansa de llevarse la contraria a sí mismo, defender a Monedero y criticar a Montoro. Le acusa de manejar datos económicos según sus intereses, según sus plazos (en cuyo manejo ha demostrado mayor maestría que a la hora de elegir corbata), algo de lo que en León hemos tenido esta semana un buen ejemplo. Llegó el consejero de Economía, Tomás Villanueva, y coincidió que se aprobaron 15 millones de euros en ayudas a la minería. Coincidió también que se avanzó en la concesión de un crédito a la editorial leonesaEverest que evitará su cierre o, al menos, el despido de sus 300 trabajadores. Coincidió también, claro está que por los caprichos del calendario, que Antibióticos, una empresa que es factoría y es culebrón al mismo tiempo, recuperó la actividad y comenzó a producir medicamentos, que era a lo que olía León por las noches cuando Jiménez Losantos no había mutado en una imitación, cada vez a menor escala, de sí mismo. En lo único que no pudo avanzar Villanueva durante su fructífera visita a León fue en las negociaciones con los comerciantes en torno al libre horario.Los comerciantes no se creen los datos de pernoctaciones que publica el INE, y el consejero les contestó que esos datos son completamente fiables, aunque cuando desde el INE publican estadísticas sobre despoblación, en las que siempre salimos mal parados, dice que no hay que creérselos.Pero aunque la última gestión terminara sin resolver, lo cierto es que parece que todos los males de la provincia de León se acercan a su fin cuando nos visita el señor Villanueva, al que invito, por tanto, a que regrese cuando quiera, a ver si así, de paso, nos hace la autovía.
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