Iban muchos Ademar - Barcelona convertidos en paseos sin historia, en los que el conjunto blaugrana se marchaba en cuanto quería y ganaba con contundencia y enorme comodidad. Un relato habitual de estos encuentros y de prácticamente todos los que el actual campeón de Europa juega en las competiciones españolas.Pero este sábado no fue el caso. Porque al ‘todopoderoso’ Barça le tocó sudar, sufrir y pelear hasta el final ante un heroico Abanca Ademar que le llevó al límite y durante muchos minutos acarició el milagro y soñó con alzarse 13 años después con un título.
Basta con decir que, hasta el minuto 37 de encuentro, con el 17-16 que culminaba un parcial de 4-0, el Barcelona no se puso por primera vez por delante. Y que fue toda la primera parte a remolque de un Ademar que dejó una extraordinaria impresión, con un Panos cuajando unos primeros 30 minutos extraordinarios bajo palos, la defensa rayando a un nivel superior en intensidad al 90% de los partidos del año pasado y frenando la potentísima ofensiva del Barcelona, y el ataque estático teniendo un movimiento de balón para encontrar buenas posiciones en los tiros que no se había visto en la última campaña, donde hasta los mejores días el acierto venía en acciones individuales.
Jozinovic fue baja y Jaime dio los descansos a una primera línea de 3 hombres y donde Marko brilló en la dirección Así, tras el intercambio de goles inicial, poco a poco la escuadra leonesa empezó a creérselo. Comenzó a creer que por qué no. Que esta vez el Barça podía terminar cayendo. Con 6-9 en el marcador el equipo blaugrana tuvo que pedir tiempo muerto. Con el 9-13 los leoneses alcanzaron los cuatro tantos que fueron su máxima ventaja del choque. Y con un 13-15 agridulce, pues llegó tras una pérdida a falta de 10 segundos que propició una contra, se llegaba con ventaja al tiempo de descanso.
Sin embargo, con ese 17-16, la impresión era que iba a llegar el despegue blaugrana. Que el partido se iba a terminar, pues razones para pensarlo había de sobra. La evidente de la diferencia de potencial y de que el Ademar es un equipo por hacer, sin ningún jugador fuera de los extremos que siga del año pasado. La circunstancial, que acabó siendo clave, de la falta de rotación en la primera línea, donde de los cuatro jugadores que hay Cadenas sólo dispuso de tres, pues Jozinovic fue baja, y era Jaime quien en el central o en el lateral daba los mínimos descansos a sus tres inquilinos.
El Barcelona no se puso por delante hasta el 17-16 del minuto 37. Las paradas de un gran Gonzalo le salvaron Y fue precisamente esa falta de gasolina, con varios jugadores llegando visiblemente fundidos al final, la que contribuyó a no poder rematar la faena, pero no impidió que el Ademar nunca se rindiera ni dejara de pelear, teniendo hasta el final opciones de triunfo.
Saltaba en esa primera ventaja del Barcelona a portería el teórico titular, Bomastar, pero no tocó ningún balón en una portería que de ahí al final dejó de aportar, siendo el serbio de los pocos, quizá junto a Liapis, que no rindió a un enorme nivel.
Estupendo en la dirección estuvo Marko, con varios pases mágicos y un manejo perfecto de partido pese a ser el que más fundido parecía al final. Desequilibrante con sus penetraciones, aunque a veces forzara demasiado, Virbauskas. Sólido en ataque y defensa Boskos. Increíble siendo el alma del equipo atrás Guilherme, que va a ser seguro el favorito de la grada este año, y que además cumplía en ataque. Convertido en un muro por momentos Soljic en el centro del 6-0. Sensacional, como ya acostumbraba el año pasado, un Gonzalo al que sólo se le puede poner en el debe dos contras decisivas falladas al final dentro de un choque perfecto. Recuperando a su mejor versión Jaime, con la efectividad que le faltó el año pasado y cumpliendo desplazado a la primera línea. Bien Casqueiro, aportando mucho en el ‘dos’ atrás y metiendo las que tenía...
El Ademar no se rindió tras irse el Barça de 4, se puso a 2 en el 52’ y entró así a los 90 segundos finales de partido Con esos mimbres y el toque de Cadenas, el Ademar se agarraba al partido. Con 19-18, cuando el ataque se atascó, el técnico pidió tiempo y decidió atacar con siete, retirando al portero. Con el 25-21, cuando en lo que fue la máxima ventaja del Barcelona el partido parecía írsele a los leoneses, subieron líneas atrás buscando los robos que llegaron y volvieron a colocarse a dos (26-24) tras uno de Guilherme que provocaba el nuevo tiempo muerto de un Antonio Carlos Ortega que se estrenaba en el banquillo blaugrana.
Y todavía, pese a la exhibición bajo palos de Gonzalo Pérez de Vargas salvando a su equipo, el Ademar entró a dos alcanzables goles (29-27) al tramo final. Cayó 30-27, sí. Pero qué manera de caer. No hay derrotas dulces, pero sí no dolorosas. Y esta es una de ellas.