Barbería, ‘pelu’ o esteticien

09/01/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Cuenta el mejor poeta de La Mata de la Bérbula en su ‘El entierro de Genarín’ que los barberos de la época metían una piedra redonda, del tamaño de un huevo, en la boca de los clientes para que se les estirara su arrugada cara y así poder hacer su fino trabajo sin convertir la cara del afeitado en una carnicería.

En pocos oficios han cambiado tanto las cosas como en las peluquerías, que antes fueron barbería y después centros de estética, propiciando aquel diálogo digno de Eugenio.

– ¿De dónde vienes?

– Del esteticien.

– ¿Y no estaba, verdad?

Ya no se ven aquellas viejas barberías de tronos blancos y altos, con sus baberos blancos y enormes y los letreros de ‘Se corta el pelo a navaja’ o ‘tenemos champú al huevo’...

Cuando enfermó Tita, que me cortó siempre el pelo, entré en una vieja barbería, vacía, me llamó la atención el veterano barbero. Me senté.

– ¿Lo quiere como siempre?

Le dije que sí y le dejé hacer. Al acabar le comenté: «No sé si me confunde. Me dijo que como siempre y es la primera vez que vengo».

- No me equivoqué, le decía que se lo cortaba como siempre lo he cortado yo.

«Cerrado por cansancio», decía un letrero pocas semanas después.
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